El Museo se queda sin la colección Álvaro Gil, trasladada por los herederos a Madrid

Mario Outeiro, en la sala vacía de orfebrería (Foto: PEPE TEJERO)
photo_camera Mario Outeiro, en la sala vacía de orfebrería (Foto: PEPE TEJERO)

La peor de las noticias para la cultura en Lugo se confirmó ayer a las nueve de la mañana, cuando tres de los nietos de Álvaro Gil se presentaron en el Museo para proceder al cumplimiento de la sentencia que les reconocía la propiedad del legado que el mecenas depositó allí hace cuarenta años. Pese a que era el día que había sido señalado hace una semana por la propia Diputación para la puesta a su disposición de las piezas, nadie les esperaba, ya que el viernes pasado, en la última reunión de la negociación con la Diputación, ellos mismos habían solicitado que se les ampliase el plazo ante la imposibilidad de organizar todo a tiempo.

Sin embargo, la sorpresa había sido mutua, porque los herederos de Álvaro Gil no se explicaban cómo los responsables del área de cultura de la Diputación no contaban con su visita cuando el día anterior el propio vicepresidente, Mario Outeiro, les había respondido a un correo electrónico en el que solicitaban información de por dónde meter la furgoneta para recoger las piezas: será por la puerta lateral, a la que se accede por la Praza Antón de Marcos, informaba.

No obstante, media hora después, todo estaba ya listo para proceder al levantamiento de la colección, la más representativa del Museo Provincial en cuanto a orfebrería áurea castreña. También, aunque eso ya se daba por asumido desde hace tiempo, los 16 cuadros de Corredoira, Fierros y pintores catalanes que formaban parte del legado.

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