El motor provincial cumple 30 años

La factoría Alcoa San Ciprián inaugurada en 1980 como complejo industrial de alúmina aluminio constituye aún hoy el motor económico fundamental de A Mariña lucense. La fábrica se convirtió ya desde sus inicios, entonces en manos de la compañía pública estatal Inespal, en un revulsivo de primera magnitud, sobre todo en los ámbitos económico y social.

La implantación de la planta conllevó el despegue industrial de la Costa de Lugo, debido a la generación de una riqueza hasta ese momento desconocida. La factoría, hoy explotada por la multinacional Alcoa, da trabajo a cerca de 2.000 trabajadores, de los que 1.316 son empleos fijos directos y 500 más forman parte de las empresas auxiliares. De hecho, el 80% de los vecinos de la comarca que trabajan en la industrial lo hacen en algún sector relacionado.

El complejo aluminero cumple 30 años de existencia el próximo día 6. La Camara de Comercio de Lugo estima que el impacto económico que genera en su entorno representa alrededor del 35% del Producto Interior Bruto (PIB) de la provincia.

Las instalaciones, ubicadas en Cervo y Xove, incluyen una planta de alúmina, una fábrica de aluminio primario y dependencias de servicios comunes, entre las que destaca el dique norte. Ninguno de los concellos se entendería hoy sin su aportación. El cervense ingresa por IAE e IBI más de un millón de euros y el xovense recibe unos tres millones. El complejo sancibrense es el más importante con que cuenta Alcoa en España. Su repercusión es tal que suministra alúmina y aluminio primario en diversos formatos y aleaciones a los mercados español y europeo. La planta de alúmina produce 1,5 millones de toneladas al año, que suministra a las de A Coruña y Avilés, y a las de Italia, Noruega e Islandia. De aluminio se producen 230.000 toneladas para el mercado nacional y para centroeuropa, Gran Bretaña y Turquía.

Despegue

La puesta en marcha de la factoría significó el paso de una economía centrada en el sector primario -agricultura y pesca, sobre todo-, al despegue industrial, tal como resalta el alcalde de Xove, Demetrio Salgueiro Rapa. Este desarrollo se percibió de manera inmediata en la generación de empleo para atender las nuevas instalaciones. Este crecimiento llevó aparejada la creación de infraestructuras urbanas y la dotación de servicios, dado que A Mariña se quedó literalmente pequeña para acoger a semejante número de trabajadores.

La comarca triplicó su población. La llegada de tal contingente humano motivó la construcción de urbanizaciones, como fue el caso de las de Río Cobo (Cervo) o Palmeiro (Xove). En este sentido, el regidor cervense, Alfonso Villares Bermúdez, indica que Cervo no fue el principal receptor, ya que no era el municipio con mayor capacidad de camas. Esto hizo que los alquileres se encareciesen y con tal cantidad de gente incluso hubo que recurrir a garajes para dormir.

Por esa razón, buena parte de los empleados de la factoría se asentaron en Viveiro, Burela o Foz, localidades que captaron a la mayoría de los trabajadores que acudieron de distintas partes de España y el extranjero.

Los efectos de la instalación de Alcoa también se dejaron notar de forma sensible en Cervo, donde en los años 1985 y 1986 descendió a la mitad el número de parados, igual que ocurrió en la localidad vecina de Burela, entonces perteneciente al mismo municipio y hoy concello independiente tras la segregación de 1994. Las ansias del cambio de capitalidad motivan una división, reclamada por el colectivo vecinal O Vencello y azuzada por razones de índole política.

El aumento de población derivado de la implantación de la factoría aluminera, que corrió paralelo al apogeo del sector pesquero ocurrido durante la década de los años 80 del siglo XX, también pudo influir en la separación.

Otra consecuencia de la instalación del complejo fue la creación de talleres mecánicos, de fundición y forja, así como de otras empresas que proporcionaron servicios complementarios a la factoría. En cuanto al empleo, el crecimiento también se dejó sentir en el sector servicios, donde la ocupación llegó al 21% en 2001.
 

El Casón, una negra sombra en la historia de Alúmina-Aluminio
Los bidones con material tóxico del buque panameño Casón, que naufragó en Fisterra el 5 de diciembre de 1987 llegaron a la planta de San Cibrao en la mañana del día 12 tras impedir los vecinos, con barricadas, su entrada en el cuartel de Parga. Los trabajadores de la aluminera bloquearon la entrada de los bidones, pero el acuerdo inicial entre dirección y comité de empresa de no permitirla se rompió el 13 con la orden de embarcarlos por el puerto.

Evacuación
El comité ordenó la evacuación hasta que el buque Galerno zarpase con la carga y un informe descartase fugas o derrames derivados de la manipulación. Los directivos mantuvieron en funcionamiento las cubas de electrólisis y solicitaron la reincorporación del personal para salvar sus empleos y la planta, pero no se admitió la petición de no tomar represalias. La fábrica paró el 15 y los trabajadores se reincorporaron, pero el comité fue despedido.

Comentarios