lleva casi 40 años vinculado a la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, que hoy en día tiene unos 4.800 alumnos. Heriberto Cairo Carou (Pedrafita do Cebreiro, 1958) cursó sus estudios en este centro en plena Transición a la democracia -empezó dos meses antes de la muerte de Franco-, prosiguió como profesor y desde hace cuatro años y medio compagina la docencia con el cargo de decano. Investigador especializado en Latinoamérica -su estudio sobre la guerra de las Malvinas sirvió de base para una propuesta de ley de senadores argentinos-, tuvo como discípulos a dos de los promotores de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
Aunque su familia, marcada por la emigración, es originaria de Noia (A Coruña), vino al mundo en la montaña lucense. Su padre fue médico allí durante tres décadas. A su progenitor le tocó vivir, como sanitario, el «horror» de la devastación de Gernika en la guerra civil, un episodio negro de la historia española que, a juicio de este politólogo, fue «claramente un ensayo para la II Guerra Mundial». Cuando echa una mirada atrás a su infancia en Pedrafita do Cebreiro recuerda «la escuela, los pocos peregrinos que pasaban, todos extranjeros, y los inviernos, en los que estaba cerrado el puerto con un metro y medio de nieve».
Vivimos un momento trascendental en el que un partido con solo un año de vida, Podemos, se puede convertir en alternativa de gobierno, ¿le recuerda a algún otro de la historia reciente de España?
Estamos en medio de la crisis económica más fuerte desde el 29. A mí a veces en términos políticos me recuerda un poco a 1976. Uno no sabía entonces en dónde estaba exactamente, si de alguna manera iba a continuar el régimen anterior o si iba a venir algo nuevo. Ahora estamos en un momento parecido, que puede seguir con reformas del sistema o que algunos plantean abrir dentro del Estado un proceso constituyente nuevo. Sea vía reforma de la Constitución, sea vía proceso constituyente, espero que las cosas no vuelvan a ser como antes, porque si no estaríamos locos todos, volviéndonos a meter en la burbuja inmobiliaria ficticia, en la que todos nos entrampamos y el país entero se entrampó.
