«Irei ó Santo Milagro/ irei á Nosa Señora/ irei como o meu pai fora/ por endelado do agro», cantaba Novoneyra.
Cada año crecen en número los romeros que el día 9 de septiembre se dirigen al santuario de O Cebreiro para rememorar el milagro acontecido hace siete siglos, según la tradición, cuando un vecino de la zona caminó durante toda una jornada de viento y tormenta para escuchar la última misa del día.
El cura, que se encontraba en ese momento consagrando el pan y el vino, se burló de la fe de este hombre que se había expuesto a las inclemencias del tiempo para llegar al lugar. En ese instante, según cuenta la leyenda, ocurrió el milagro, el pan se transformó en cuerpo y el vino en sangre, ante los ojos atónitos del cura descreído.