El Lugo mantuvo su apuesta por el juego de posición desde 2009

La llegada de Tino Saqués a la presidencia no cambió el guion de fútbol combinativo ► La salida de Luis César Sampedro podría modificar un estilo existoso en el club rojiblanco
Luis Milla saluda a Luis César Sampedro en el duelo entre el Lugo y el Zaragoza
photo_camera Luis Milla saluda a Luis César Sampedro en el duelo entre el Lugo y el Zaragoza

Una huella que permanece sobre el césped del Ángel Carro desde hace casi una década. Un cromosoma dominador sobre un ADN marcado desde la llegada al banquillo de Quique Setién. El juego ofensivo y el fútbol posicional ha sido una base innegociable desde que el cántabro aterrizase en la ciudad amurallada en el verano de 2009. Ocho años y tres entrenadores después el Lugo se encuentra en la disyuntiva de mantener un tipo de juego exigido por la grada o virar hacia otra forma de competir en Segunda División.

El poso dejado por el santanderino en el graderío lucense ha sido poderoso. No solo marcó una etapa a nivel de resultados, con un campeonato del Grupo I de Segunda B, dos play offs y un ascenso a la categoría de plata y tres permanencias cómodas, sino que impulsó un juego que contó con el apoyo casi unánime de la afición.

Con el cántabro, el cuadro rojiblanco exigía la posesión de la pelota, maniobraba con el juego posicional y el toque en corto para construir el juego a ras de césped y avanzar en terreno rival antes que replegarse en el suyo propio.

El esquema formado por un doble mediocentro, tres centrocampistas por dentro y un punta fue un clásico durante casi seis temporadas para alcanzar el éxito en el campo.

Consciente del legado y el ascendiente de ese modelo sobre la grada, el actual presidente del club rojiblanco, Tino Saqués, quiso mantener ese tipo de juego como base sobre la que asentar su proyecto a nivel deportivo.

El propio mandatario rojiblanco admitió, durante su presentación como presidente en junio de 2015 que el juego ofensivo sería el ADN del club sobre el verde.

Saqués mantuvo lo dicho con la contratación de Luis Milla como el preparador inaugural de su mandato. El técnico turolense indicó en su presentación que darían "continuidad a lo que hay, porque esa línea de juego es lo ideal para trabajar. Se hicieron las cosas con mucha lógica con el equipo técnico anterior", añadía Luis Milla.

Trató de cumplir con lo expuesto el aragonés. Su juego mantuvo la idea de control de balón, posesiones largas y combinación en corto, pero careció de profundidad para ser vistoso y lo suficientemente efectivo. Milla acabó saliendo por diferencias con el club y dejando su sitio a José Durán, quien optó por un fútbol más directo pero con igual protagonismo del balón.

El último en llegar fue Luis César Sampedro. El arousano mantuvo el guión, sobre todo en el inicio de la Liga, donde la ofensiva era la prioridad. Sampedro trató de jugar por abajo con el centro del campo como lanzadera.

VÁZQUEZ GANA ENTEROS. El obligado cambio de entrenador tras la renuncia de Luis César a seguir en el Lugo coloca al club en la disyuntiva de mantener la idea o cambiar de juego. Aira podría ser un estilo continuista, pero de ascender el Albacete —dispone de un 0-1 ante el Valencia B— renovaría automáticamente con los manchegos y su llegada se complicaría.

Un nombre que surgió en las últimas horas es el de Fernando Vázquez, que ganaría enteros en la terna de técnicos para dirigir al Lugo. El preparador de Castrofeito sería un giro de 180 grados al estilo rojiblanco, ya que el cierre de espacios al rival, la defensa en campo propio como credo y el juego directo son sus señas de identidad.


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