El jabalí hace estragos en el campo lucense

El xermadés Vicente Balsa, en una de las fincas que destrozó el jabalí.
photo_camera El xermadés Vicente Balsa, en una de las fincas que destrozó el jabalí.

Los ganaderos lucenses alertan de un aumento de las incursiones del jabalí en sus fincas que les está obligando a asumir gastos extra para alimentar al ganado, al ver arrasados sus cultivos. Reclaman que se autoricen más batidas para atenuar el problema 

los ganaderos lucenses han encajado en los últimos tiempos un nuevo golpe a su ya maltrecha economía: las cada vez más frecuentes incursiones del jabalí en sus fincas, en las que se ceba especialmente con el cereal sembrado para alimentar al ganado.

Esos destrozos están obligando a las granjas a asumir gastos extra al tener que adquirir forraje tras ver arruinados sus cultivos. Todo ello ocurre, además, en plena crisis del sector, que, además de verse perjudicado por una fuerte sequía, ve como el encarecimiento de suministros como el gasóleo y el pienso no se compensa con lo obtenido por la venta de sus productos.

Aunque los ganaderos ya están habituados a las incursiones del jabalí, aseguran que el problema se ha agravado ante el crecimiento incontrolado de la población de esa especie, un problema que reconocen desde la Xunta de Galicia. Así, en un informe presentado en febrero el Gobierno gallego hacía referencia a una explosión demográfica de la especie debido a un hábitat favorable por la modificación de cultivos agrícolas y el incremento de la superficie arbolada, entre otros factores .

Resulta complejo hacer una valoración económica de los daños causados por el jabalí, entre otras causas porque muchos de los destrozos no se denuncian, según aseguran los sindicatos agrarios, que achacan esa circunstancia a los trámites burocráticos y a la demora en recibir las ayudas, que consideran insuficientes.

A falta de datos oficiales, según las estimaciones de Unión Agrarias (UU.AA.), las pérdidas acumuladas este año en la provincia de Lugo superarían los dos millones de euros solo en cultivos de maíz forrajero. El sindicato alerta además de que, cuando la espiga esté madura, aumentarán las escaramuzas del jabalí y, por tanto, también los daños.

Desde UU.AA. calculan que en la campaña actual ya se ha visto afectada por este problema un 10% de la superficie cultivada con maíz para forraje, tras lo que recuerdan que Lugo es la provincia que más sufre esa lacra al concentrar 20.000 de las 65.000 hectáreas de ese cereal sembradas en Galicia.

Afectados

Es consciente de este problema José Ángel Santos Sánchez, un ganadero de San Mamede de Nodar, en Friol, al que los jabalíes le acaban de destrozar «unhas tres hectáreas de millo, ademais de levantar a metade das praderías». Según explica, no es la primera vez que le entran en las fincas, aunque los destrozos son cada vez mayores. «O ano pasado xa viñeron a finais de setembro, pero non desfixeron nin a terceira parte do de agora», recalca.

José Angel Santos calcula que, en total, se habrán echado a perder unos 100.000 kilogramos de cereal, que ha quedado inservible. «Teño algunha reserva do ano pasado, pero non creo que chegue, así que terei que comprar máis millo para alimentar ás vacas», se lamenta.

Tras estimar en 4.000 euros el valor del maíz destrozado por el jabalí y en más de 2.000, el de los pastos, este ganadero friolés asegura que en los últimos meses también se han visto afectados por ese mismo problema más vecinos, sobre todo de parroquias como Trasmonte y Seixón, en el norte del municipio.

«Antes non se falaba tanto do xabarín, pero dende hai dous anos a poboación tivo que aumentar, en Trasmonte chegaron a levantar patacas ao pé das casas», afirma.

En esa parroquia vive José Ángel Gayoso, a quien los jabalíes también le arrasaron prados y pastos. «O máis grande que destrozaron mide 72 áreas e os animais deixáronme menos dun tercio do campo nunha soa noite», explica, tras lo que asegura que tiene vecinos que, cansados de estas incursiones, «están deixando de plantar porque o xabarín entra durante todo o ano e xa non se asusta da xente».

Según sostiene contrariado José Ángel Gayoso, «aínda que pareza mentira, o futuro do campo parece que hoxe depende dos xabaríns».

Los dos ganaderos frioleses pronostican que la situación va a empeorar. «A espiga aínda esta verde, pero vai madurar en 15 días e vai ser un reclamo para o xabarín», dice José Ángel Santos, que no ve la solución en las indemnizaciones, sino en que la Xunta «lles aprobe aos tecores batidas para controlar os animais».

Resulta paradójico el caso de otro afectado por el mismo problema, el xermadés Vicente Balsa Comba. Escarmentado por los estragos causados en 2010 por el jabalí en una parcela de diez hectáreas, para esta campaña la cerró con pastor eléctrico, aunque sin resultados satisfactorios. «O xabarín arrasara o ano pasado dúas hectáreas, polo que me aconsellaron que a pechase se quería volver a botar millo, pero parece que cheguei tarde», se lamenta. No en vano, los jabalíes ya estaban en el interior y le destrozaron «tres ou catro ferrados, e isto está aínda comezando».

Tras detectar los destrozos, él y otros vecinos recorrieron la finca para ahuyentar a los animales. «A semana pasada aínda estaban dentro, iamos pola finca facendo ruído para espantalos cando saíu un exemplar a uns dez metros». Aunque ahora la parcela parece despejada, coincide con José Ángel Santos en vaticinar que «van volver entrar, o millo está a punto».

Según recuerda, el año pasado los destrozos equivalieron «á comida dun mes» para sus 80 vacas, y teme pérdidas mayores en 2011.

«Gastei dous millóns de pesetas en botar o maínzo, porque din que temos que ser competitivos», se queja este ganadero xermadés, que dice que «se hai que comprar agora forraxe, que está caro, sae mellor sacar vacas da granxa».

Por ello, pide a la Xunta más control de la población de jabalíes y ayudas para cerrar las fincas. Además, reclama que se agilicen las indemnizaciones por los destrozos, aunque las ve insuficientes. «Non amañanos nada recibindo 1.500 euros. Que compro con eses cartos para substituír o millo? E as vacas non comen cartos, senón forraxe», sentencia.

Otro damnificado es Ramón Barreiro, un ganadero de Outeiro de Rei que dice no reclamar indemnizaciones desde que en 2009 los jabalíes le destrozaron «unha parcela enteira, viñeron os técnicos, viron os danos e aínda non pagaron nada». «Dende hai mes e medio os xabaríns veñen a diario, nós sembramos e cando imos recoller está todo destrozado, agora xa optei por deixar de plantar porque só obteño perdas», asegura.

Además, Barreiro indica que las medidas que adoptó para proteger sus fincas del jabalí han resultado estériles: «Coloquei pastores, espantallos e artiluxios que dan voltas e que supostamente asustan aos xabaríns, pero non serven. Asústanse o primeiro día e despois acostúmanse e volven».

Como prueba de lo dañinas que son las incursiones de esos animales, dice que no solo arrasaron varias fincas de maíz, sino también de patatas. «As perdas só deste ano andarán polos 2.000 euros», se lamenta. Cree que este problema debería haberse solucionado hace ya varios años. «O Ministerio de Medio Ambiente debería levar os xabaríns ao monte e a terreos abandonados. Se os gobernantes se puxeran na nosa pel, seguro que tomaban medidas», zanja.

ZONAS AFECTADAS
Diez concellos de Lugo concentran la mayor parte de las incidencias

Según un estudio divulgado este año por la Xunta, entre los 24 ayuntamientos gallegos que acaparan los avisos por incursiones de los jabalíes en los cultivos figuran una decena de concellos lucenses. Se trata de Castroverde, Navia de Suarna, Becerreá, Láncara, Portomarín, Monterroso, Taboada, O Saviñao, Chantada y Carballedo. Los sindicatos alertan además de sensibles estragos en comarcas como A Mariña y Terra Chá.

Calendario cinegético

En esa decena de concellos lucenses, la Consellería de Medio Rural establece, entre otras medidas, un calendario cinegético del jabalí más flexible que en otras zonas.

Los ganaderos confiesan que ven con buenos ojos las batidas, aunque no desean la muerte de los animales, sino que sus cultivos puedan ser aprovechados.

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