El invierno se instala este año en O Santo

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Dice el refrán que nunca llovió que no escampara y a eso se aferran los romeros de O Santo, a la espera de que la jornada de hoy dé un respiro y se pueda disfrutar de una comida sin lluvia. Y es que el agua, torrencial y con granizo en algunos momentos, convirtió la verbena del sábado en un lodazal. «Non parou de chover ata as oito da mañá, pero a pesares diso a xente aguantou coma unha campiona ata o final da festa, ás seis da mañá», explicaba Marcos Lastra, uno de los miembros más jóvenes de la comisión.

Con su pandilla vivió en primera persona la destrucción de su tienda y es que el agua acumulada en la parte superior de los tenderetes fue tanta que hizo que varios se fueran a pique, sobre todo aquellos cuyos moradores fueron menos dados a la vigilancia y a achicar el agua.

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