El holandés errante

Wijnand Boon, en As Anzas, el pasado miércoles.
photo_camera Wijnand Boon, en As Anzas, el pasado miércoles.

nada más y nada menos que 10.000 kilómetros son los que se propone caminar el holandés Wijnand Boon desde su Holanda natal hasta Jerusalén pasando por Santiago de Compostela y por Roma, con el único objetivo de demostrarle a la reina Beatriz que «internet no es sólo útil, sino que también humaniza el mundo y hace amigos», como él defiende.

Todo empezó cuando este profesional del teatro y también periodista holandés de 34 años escuchó el discurso navideño que la reina Beatriz de Holanda ofreció en la Navidad de 2009. En él, la regente acusaba a la red de redes de «alienar a los individuos, de alejar a las personas» y «de deshumanizar la manera de conocerse, pasando todos a ser personajes anónimos tras un ordenador». Éste era el resultado, en su opinión, de una sociedad cada vez «más individualizada, con contactos virtuales que incrementan el distanciamiento», por lo que concluyó que «la comunidad está perdida».

Boon, que ya había fraguado años antes la posibilidad de acometer un gran viaje, empezó a pensar que: «qué mejor manera que hacerlo por una buena causa, por la de demostrar que internet no sólo es la única forma de obtener realmente una información contrastada, no manipulada, de lo que realmente pasa en el mundo, sino que también es una forma de conocer gente y de humanizarnos».

Con este propósito, dejó, el 11 de septiembre de 2009, su trabajo de coordinador de la Compañía Nacional de Teatro, que, por otro lado, «había sufrido unos recortes presupuestarios muy fuertes debido a la crisis económica», como señala, para iniciar una pregrinación de 10.000 kilómetros que le llevaría desde el pueblo en el que vivía, en Leiden, hasta Santiago de Compostela, Roma y por fin, Jerusalén.

Antes de salir, el 4 de agosto de 2010, le envió una carta a su Majestad, la reina Beatriz de Holanda, explicándole el propósito del viaje. «Internet es un medio con múltiples aplicaciones; viajaré tan sólo con una tarjeta de crédito, una guitarra y mi iPhone y me conectaré con distintas personas a lo largo de la ruta usando redes como Twitter, Facebook, LinkedIn, YouTub y webs como Couchsurfing solicitando comida y un lugar donde dormir, sin otra forma de pagar más que con mi compañía y gratitud, algo que no se podría conseguir sin la red», exponía Boon en su misiva.

Los medios de comunicación de su país le entrevistaron y a lo largo de su ruta también lo hicieron otros de Alemania y de Francia. Su ruta está llegando a su ecuador, al menos a su primera etapa, Santiago de Compostela, de la que le separan apenas unos kilómetros, porque en estos momentos se encuentra en Ribadeo, en la casa de una vecina de As Anzas, Elia Rodríguez, que le ha dado alojamiento y comida.

«Nótase que é un rapaz preparado, de fiar e ademais moi positivo que se paga a súa estadía mesmo traballando no campo, cando vese que el non está de facer eses labores», comenta su anfitriona, a la que conoció a través de su hijo, con el que entabló contacto mediante la plataforma Facebook. «O meu fillo chamou pasa avisarme de que ía vir este rapaz e o pasado luns, Boon chegou a Ribadeo, telefonoume e fun recollelo», relata la ribadense.

Este aventurero holandés jamás pensó que su viaje tendría tanta repercusión social y mediática, ni tan buena acogida. «Es realmente asombroso cómo se vuelca la gente, cómo me abren las puertas de su casa; desde que salí de Holanda, siempre andando, he estado alojado en la casa de alguien; sólo me falló una persona en Francia, pero ese día, otra, del mismo país, hizo kilómetros para recogerme y no dejarme sin techo y tampoco he tenido ningún problema durante el trayecto, ni de robos, ni de agresiones, salvo un conato de ataque de unos mastines con los que topé por tierras francesas, pero llevo un cayado y puedo defenderme con él», asegura.

Los europeos pueden seguir su periplo, cómo no, a través de internet, en la web www.twalkwithme.eu. Mientras, Boon ya ha perdido siete kilos al caminar entre 20 y 40 kilómetros diarios, pero también ha hecho numerosos amigos, algunos de por vida, es más, hasta celebró su cumpleaños el pasado 17 de enero con sus anfitriones en Ribadesella, con los que llegó a practicar submarinismo por primera vez en su vida. Sus padres se han reunido con él en Francia y en Salamanca y, aunque el principio estuvieron preocupados, siguen su periplo a diario.

Boon cree que «hay miedo a los ataques terroristas» y que por eso «se trata de controlar internet», pero él ve en la red «el futuro».

PROYECTO
Prepara un concierto benéfico en El Cairo

Este peculiar peregrino, que forma parte de una banda de música, está planeando editar un libro cuando finalice este periplo y además, junto a un alemán afincado en el sur de España, prepara un concierto en El Cairo para 2014 con cantantes y músicos conocidos en los países en vías de desarrollo con el que recaudar fondos para luchar contra el SIDA, todo ello basándose, dice, en la obra ‘El Alquimista’ de Pablo Coelho.

Españoles, más sociables

Boon, que veraneó en Andalucía de niño, cree que los españoles han sido los más sociables

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