El gran Gatsby

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HAY QUE tener valor, seguridad y un alto concepto de sí mismo para atreverse a adaptar una de las grandes novelas americanas de todos los tiempos y creer que se va a salir vivo. La simbología de ‘El gran Gastby’ y su carácter totémico, casi sagrado, para el lector estadounidense es inabarcable.

Relato sobre el sueño americano (Scott Fitzgerald quiso titularla ‘Bajo el rojo, blanco y azul’ en alusión a la bandera), crítica de la movilidad social dentro de una potencia emergente, y el brillo cegador de una aristocracia decadente que distingue la procedencia del dinero; a Gastby, además, hay que añadirle la imagen de Robert Redford como última y más representativa encarnación del hombre que se construye su pasado y llega a lo más alto con la intención de conquistar un amor eterno. Por ahí suenan los ecos de Donald Draper (‘Mad men’) -en cuanto descubramos cuál es su luz verde del embarcadero- o del Zuckerberg de David Fincher y Aaron Sorkin. ‘La red social’ podría ser la verdadera actualización de un Gatsby para tiempos de Facebook.

Ese carácter atemporal, y a la vez esencialmente americano de la novela, hacía presuponer una adaptación que difícilmente contentase a la mayoría del público. Más aún si el encargado es Baz Luhrmann, director manierista preocupado, desde su ‘Romeo y Julieta de William Shakespeare’, de la reescritura en clave contemporánea (y por qué no decirlo, excesiva) de textos universales. Luhrmann, como Zack Snyder, experimentan los trasvases narrativos para grandes audiencias. El primero con obras clásicas (incluso su ‘Australia’ es una actualización del romanticismo épico de ‘Memorias de África’ y ‘Lo que el viento se llevó’), y el segundo trasladando nuevas obras de formatos diversos (‘300’ del cómic, ‘Sucker Punch’ del videojuego) al poder hipnótico de la imagen cinematográfica.

El Gatsby de Luhrmann tiene el brillo del actual cine de multisalas: colores vivos, contraste extremo, travellings computerizados, y la profundidad de campo en un 3D artificioso. Pese al arqueo de ceja generalizado, no hay nada que reprochar a esa construcción artificial de unas mansiones y un modo de vida idealizado por el humilde Carraway. La actualización del mito, y de esa mala baba que dejaba caer Fitzgerald con el falso sueño americano, viene con una banda sonora que encaja en estos momentos de declive de los viejos imperios. Versiones aterciopeladas de Beyoncé, insertos de Jay Z, créditos finales con The XX, y una escena con la voz de Lana del Rey de fondo; perfecta representación sonora de un viejo glamour decadente.

‘El gran Gatsby’ de Luhrmann no es la película definitiva sobre la novela. Es más bien una aproximación al relato con los medios al alcance de un gran estudio, y con ese brillo pop que le aporta Leonardo DiCaprio en un traje rosa.

Título original: The Great Gatsby. Director: Baz Luhrmann. Reparto: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan. Cines: As Termas. Calificación: 3/4

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