El golpe, del miedo al sosiego

Forcejeo de Gutiérrez Mellado con la Guardia Civil
photo_camera Forcejeo de Gutiérrez Mellado con la Guardia Civil

Los 30 años del intento del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 dejan en la comarca un reguero de recuerdos entre los que se encuentra el estupor y el miedo inicial que, poco a poco, fueron dejando paso a la certeza de que la intentona golpista fracasaría, algo que a todos pareció quedarles claro tras la aparición del Rey en televisión.

Uno de los mariñanos con un papel más destacado fue el focense Salvador Fernández Moreda, entonces presidente de la Diputación Provincial de A Coruña.

De aquel día recuerda que tuvo que volar a Madrid desde Santiago. En su mismo avión viajaba nada menos que el gobernador militar de A Coruña, el general Torres Rojas, que después se incorporaría a la división acorazada Brunete. «A mediodía», explica, «comí con Alfonso Guerra y por la tarde estaba en la tribuna de invitados del Congreso, pues ese día yo debía tomar posesión como diputado, tras la dimisión de Paco Vázquez para concurrir a las elecciones autonómicas en Galicia».

Dados los precedentes, cuando la Guardia Civil entró en el Congreso comandada por Tejero, Fernández Moreda relata que se generó «un gran desconcierto»y creyeron que se trataba «de algún acto de la banda terrorista Eta». Pero poco después ya se dieron cuenta «de lo que estaba pasando de verdad, y es que estaban dando un golpe de Estado».

Pasadas tres décadas, este focense relata de aquella jornada que «recuerdo que aquel día pensamos que la ilusión y la esperanza de todo un pueblo quedaba de nuevo pisoteada por la bota de un militar».

Con el paso de las horas, pudo ser testigo de aquellos hechos que quedaron grabados en la memoria colectiva gracias a la pericia de un cámara de Televisión Española y de un técnico de sonido de la cadena Ser, hasta que finalmente «fui desalojado del Congreso, con el resto, de madrugada».

En Ribadeo, Eduardo Gutiérrez era ya miembro del PSG, partido de Xosé Manuel Beiras. Había cofundado la agrupación cultural Francisco Lanza y recuerda que «ata houbo quen me dixo que o mellor era que me marchara», pero dice que «non sei a onde querían que fora» y que «nunca me tomei o aviso en serio».

Lo que sí hizo, junto a sus compañeros de entonces, fue reunirse en el local que tenían entonces «e tratar de falar con Juan López Rico, un ribadense que traballaba en Efe, e a pesar de que tíñamos seis teléfonos, era case imposible falar con el. Pouco a pouco, foinos decindo o que iba pasando a nós e a outra xente que viñera para aquí desde San Miguel e que estaban moi preocupados». También hablaron «con Javier Miró, que xa era concelleiro do PSOE, polo que puidera pasar, pero ó final xa se foi despexando todo e non pasou nada», aunque sí recuerda «que había un ambiente de medo e de preocupación na xente».

Medios

Una de las características que todo el mundo destaca ahora en comparación con aquellos tiempos es la diferencia que había con los medios de comunicación y la velocidad a la que se transmitían las noticias. Todas las personas consultadas pronuncian la misma frase: «Daquela non había móviles». De modo que la incertidumbre de las horas fue una de las notas predominantes, toda vez que en la radio, durante gran parte de la noche sólo se podían escuchar marchas militares y no hubo televisión durante el tiempo que los golpistas ocuparon las instalaciones de TVE.

En Ribadeo, los que ya entonces eran miembros del PSOE trataron de ponerse en contacto con algunos de sus cargos orgánicos superiores en busca de información, pero había poca.

En cuanto a la leyenda popular de que ya había mucha gente que incluso habría llegado a programar su salida de España ante la expectativa de que triunfase el golpe de Estado, nadie confirma esa circunstancia y todos coinciden en que en A Mariña reinó la serenidad.

Guardia Civil

Apenas se dejaron ver en esas horas

  • En una jornada como la del 23-F gran parte de las miradas en la comarca estaban puestas en la Guardia Civil, ya que de modo involuntario en muchos casos, y en otros directamente engañados, se convirtieron en tristes protagonistas de aquella jornada. Los ciudadanos recuerdan que en aquella jornada los agentes apenas se dejaron ver por las calles. Los alcaldes de entonces sí estaban en contacto directo con los responsables de cada cuartel de la Guardia Civil, pero todos coinciden en que no había órdenes claras ni únicas para nadie, por lo que los políticos dicen que su sensación es que tampoco ellos sabían qué pasaba ni cuál era su papel.

Entendimiento

  • Los regidores de entonces subrayan que en todos los casos, los agentes no querían problemas y hubo un entendimiento total con ellos.

Presencia

Miláns del Bosch, de Abres, marcó a su familia

  • El papel de Miláns del Bosch en aquella intentona golpista fue la conexión comarcal más directa con los insurrectos. Su familia es originaria del margen asturiano de Abres, donde todavía poseen un impresionante edificio que domina la localidad. A raíz de aquellos sucesos, su presencia en la zona se hizo más patente que nunca y durante años se les miró de reojo al haber sido Jaime Miláns del Bosch el impulsor y protagonista del levantamiento en Valencia.

TESTIMONIOS

ENRIQUE GEADA. Era alcalde de O Valadouro

«Se había unha lista negra, eu estaba nela»

Enrique Geada fue el primer alcalde democrático de O Valadouro y cuenta que aquel día fue «moi triste, e foi algo moi imprevisible». Relata que estaba en su despacho «e chamou o Gobernador Civil para decir que estivésemos dispostos por se había algún problema, que nos preparásemos para atallalo». Por eso relata que «foi unha noite moi longa, sen móviles, pegados á radio».

En su caso, cuenta que «o meu comandante de posto da Garda Civil era moi bon e estaba totalmente en contra do golpe, así que nos foi informando de todo, e o mesmo a outros alcaldes».

En su caso dice que tenía el problema añadido de que «eu era da UCD e non quixera saber nada do ‘Movimiento’, negárame totalmente a todo aquelo, así que non sei se había unha lista negra, pero se a había, eu desde logo estaba nela. Tamén ó mellor precisamente por eso despois era moi respetado».

También recuerda que «eu xa estaba preocupado de antes, porque estaba vendo que as cousas iban mal, e ó ver o que pasaba no Congreso, despois de tantos anos dunha dictadura militar moi grande contra a que eu sempre estiven en frente, preocupeime moitísimo máis».

Eso sí, subraya que «non houbo altercados nin ningún tipo de problema. Todo se calmou cando saiu o Rei falando na televisión».

VÍCTOR MORO. Era responsable del Banco de España en Vigo

«La Guardia Civil también estaba a ver qué pasaba»

El ribadense Víctor Moro era en 1981 el director de la oficina del Banco de España en Vigo. Acababa de dejar el Ministerio de Pesca y recuerda que cuando se enteró de lo que pasaba «estaba en la Zona Franca en una reunión cuando nos avisaron. La suspendimos y pusimos la radio. Cada uno se fue a sus obligaciones, y yo al Banco de España, donde cerramos las puertas a cal y canto». Allí había guardias civiles «que a su vez seguían las órdenes de sus jefes. En realidad, ellos también estaban pendientes de ver lo que pasaba, porque no se sabía casi nada».

Su puesto de cierto privilegio en el mundo económico le permitió mantener contacto con Madrid. «Llamamos al Banco de España a Madrid enseguida», explica, «donde nos dijeron ya con más detalle lo que estaba pasando, y afortunadamente en Vigo no hubo ningún tipo de problema».

Personalmente, Víctor Moro dice no haber tenido «ningún tipo de temor a nada raro. La verdad es que para mí, desde el primer momento estuve convencido de que el golpe de Estado no iba a prosperar».

Él no lo vio «claro en ningún momento durante toda la noche, y ya evidentemente cuando salió el Rey hablando por televisión, entonces la gente ya respiró con tranquilidad y nos fuimos todos a dormir».

JOSÉ MARÍA LÓPEZ NOCEDA Era alcalde de Lourenzá

«Animé a calmar esto, pero no hizo falta»

Uno de los políticos más veteranos de A Mariña, ahora ya retirado, es José María López Noceda. En febrero de 1981 era el alclade de Lourenzá pero, más allá de eso, era un político de peso en la comarca mariñana y trabajaba ya en la incipiente Mancomunidad de Municipios que se creó rápidamente. De aquel día cuenta que «como todos mis compañeros, supongo, hablé con el Gobernador Civil, que me comentó lo que había y lo que estaba pasando».

Dice que además «me llamaron aquel día y di mi visión de las cosas y ayudé a pacificar, a que se calmara esto, aunque la verdad es que todo estuvo muy tranquilo y no hubo ningún problema».

Con respecto a la gente, señala que «no hubo ningún tipo de intríngulis ni nada extraño, todo se solucionó sin que pasase nada de nada en aquellas horas».

Apunta que con respecto a su papel «con el resto de municipios me llamaron porque entonces sí que había coordinación entre los ayuntamientos, no como ahora». Con respecto al golpe de Estado en sí mismo, López Noceda relata que «como todos aquí, vi lo que pasaba en la televisión. Estuvimos toda la noche muy pendientes de la televisión y de la radio para intentar saber algo de lo que había en el Congreso».

Relata que «en cuanto salió el Rey a dar aquel mensaje en la televisión, todo se normalizó inmediatamente».

CÉSAR AJA. Era profesor en Burela

«No pasó nada, a mí me pareció una ‘carallada’»

A César Aja Mariño el 23-F de 1981 le faltaban dos años para convertirse en alcalde de Viveiro. De aquel día dice: «No me acuerdo de gran cosa, seguramente estaba dando clase en Burela y nada más, sin más historias. Cuando salí de allí, puse la radio para ir sabiendo a ver lo que estaba pasando, pero yo creo que poco más».

Recuerda que «cuando supimos lo que estaba pasando, todos estábamos con la radio y poniendo la noticia, pero la verdad es que para mí fue una cosa prácticamente sin importancia».

De hecho, para Aja «aquello fue más bien una carallada, yo particularmente ya vi enseguida que aquello no tenía ningún sentido, y por eso mismo tampoco entiendo muy bien todo lo que se está montando con el aniversario este, porque yo de verdad que creo que no fue para tanto la cosa».

Eso sí, a toro pasado, el ahora responsable popular dice que después en Viveiro se comentó «que hasta hubo quien se ofreció en el cuartel por si había que aportar algo, aunque luego nunca se supo si aquello fue de verdad o no».

César Aja indica que las características del golpe de Estado le hicieron ver enseguida que todo estaba mal planificado y subraya que eso lo prueba el hecho de que no hubo ningún tipo de problema ni se produjo altercado alguno en toda la comarca.

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