El gobierno de Viveiro admite mal olor de la depuradora y busca una solución

Retirada de sólidos
photo_camera Retirada de sólidos

El asunto de los malos olores en principio atribuidos a la depuradora de Viveiro está en visos de convertirse en uno de los grandes enigmas por resolver en el municipio, ya que no está claro su origen y la empresa concesionaria del servicio, Aquagest, asegura que la planta funciona con normalidad. Tanto el regidor local, Melchor Roel, como el primer teniente de alcalde y nuevo concejal de obras y servicios públicos, Bernardo Fraga, reconocen la existencia del hedor procedente de la planta en esta zona de Celeiro conocida Praia dos Golpes, pero aseguran que no se produce todos los días ni con la misma intensidad. Ambos afirman que trabajan para buscar una solución.

Los vecinos de esta zona apuntaban que perciben malos olores desde hace meses pero que se hicieron más intensos en verano. Las primeras denuncias surgieron en julio, y entonces los técnicos de la Edar cambiaron el modo en que se efectúa la depuración, que normalmente es automático, a un modo manual para acelerar su funcionamiento y dar paso a más residuos, pues hay que tener en cuenta que en verano Viveiro puede llegar a duplicar su población, según reconoce el alcalde.

Sin embargo en principio no es un problema de capacidad, ya que la planta está preparada para soportar los deshechos de una población de 40.000 personas, aunque inicialmente está preparada para 25.000, añadió Roel. En Viveiro hay censadas 16.401 personas, pero con la población flotante estiman que sean unas 20.000. La Edar trata al día unos 8.000 metros cúbicos de residuos, y desde Aquagest aseguran que en verano solo se incrementan «un 15 o un 20 por ciento».

Para obtener una respuesta exhaustiva por parte de Aquagest, el alcalde le encargó un informe y afirma que, si el resultado de éste no le convence, pedirá a Augas de Galicia «que revise la instalación». Bernardo Fraga asegura por otro lado que los técnicos buscan la procedencia del olor «dentro da depuradora, pero non o encontran, non localizan ningún cheiro máis alá do normal dunha Edar nin ningún fallo».

El edil de servicios invitó a este diario a visitar las instalaciones de la depuradora para conocer su funcionamiento y comprobar in situ si existía algún olor fuera de lo normal en la planta o en su entorno, que en esa jornada era imperceptible. En este recorrido, en el que también estuvo un técnico de la empresa, la responsable de la planta explicó el proceso de depuración. Destacó además que es una Edar de reciente creación, pues lleva en marcha desde el 2007, y «como todas las instalaciones pudo tener alguna avería puntual, pero funciona correctamente».

Desde Aquagest descartan por completo que los malos olores procedan de la depuradora, que procesa las residuales de la ciudad. A su lado está una planta de pretratamiento, adonde llegan las aguas de Celeiro y que sin pasar por la Edar van al emisario, que comparten ambas instalaciones. Aseguran que el olor tampoco tiene origen en esta otra planta, que «también funciona bien».

Por otra parte, algunos vecinos apuntaron a otro posible foco de olor en Celeiro, aparte de la depuradora, que el alcalde reconoció y dice que está investigando.

EL PROCESO:

1. Tras la retirada de sólidos, arenas y grasas se realiza la depuración del agua.

El pretratamiento de los residuos incluye la retirada de los sólidos, las arenas y las grasas. La masa restante pasa a dos balsas de tratamiento biológico en las que se hace el proceso de depuración, mediante aireación y agitación, para separar el agua del fango.

2. Los fangos se deshidratan y son enviados a un gestor autorizado

Los fangos restantes de la depuración pasan a una sala donde se someten a un proceso para deshidratarlos y es en esta zona donde el hedor es más intenso. A continuación se almacenan en un contenedor o en un silo y se transportan a un centro de gestión autorizado.

3. El agua restante, «cristalina e sen olor», acaba en el mar, cerca de Illa Coelleira

Tras salir de las balsas de depuración el agua se somete a un proceso de desinfección con cloro y el emisario la transporta hasta la ría, con salida a unos cinco kilómetros de la depuradora, en el entorno de Illa Coelleira. Es un agua «cristalina e sen olor, como a do billa», dicen.

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