El gato que amaba los coches

Un minino revolucionó la Rúa de Galicia de Vilalba y tras ir saltando de vehículo en vehículo viajó hasta As Pontes
El diminuto gato que revolucionó la Rúa de Galicia de Vilalba.
photo_camera El diminuto gato que revolucionó la Rúa de Galicia de Vilalba.

La tranquila Rúa de Galicia de Vilalba se convirtió en un hervidero durante la tarde noche del miércoles. El causante de tal revuelo fue un diminuto gato, que demostró con su destreza ser un auténtico amante de los coches.

Llegó a la capital chairega metido en el motor del vehículo de Yumara Carracedo, una vecina de Abadín que regenta la zapatería infantil Acheite en esta calle.

«Eu non apreciei nada estraño, ata que vin ao dono da tenda Texas mirando debaixo do meu coche. Non sabía que pasaba, ata que abrín a porta da zapatería e empecei a escoitar como miañaba», contaba ayer.

Mientras ella y otros vecinos trataban de sacar al animal del vehículo, pasó una patrulla de la Policía Local y otra de Protección Civil. «Parámolos e contámoslles o que pasaba. Intentaron axudarnos a sacalo. O gato baixou cinco ou seis veces, pero volvía meterse», relataba Yumara, mientras explicaba que al final el minino decidió seguir su periplo de vehículo en vehículo, colándose en el coche de la Policía.

«Alí pouco estivo, déronlle co pau dunha vasoira e saiu disparado para o que estaba máis adiante», cuenta la joven abadinense.

Y del siguiente ya no salió. Pese a los infructuosos intentos de la dueña del coche y de sus amistades, que contaron con la ayuda de José Antonio Leal, de la tienda de reparación de electrodomésticos AlboSat, que sacó de su negocio una linterna, cuerda y diferentes útiles para darle caza, el gato se fue camino de As Pontes, donde pasó la noche. En la mañana de ayer regresó silencioso, hasta que, nada más cruzar la frontera de la capital chairega, comenzó de nuevo a maullar sin descanso.

La decisión más lógica, después de un viaje tan largo para el pobre gato, fue acudir a un taller de la zona, donde poder rescatarlo de su escondite. Y costó, vaya si costó.

Finalmente, entre tres personas, y desmontando la parte baja del vehículo, el escurridizo animal salió disparado, pero directo de nuevo a una furgoneta propiedad del taller Fernández y Anido.

Allí se emplearon a fondo para sacarlo y al final lo consiguieron. Una de las trabajadoras, Marta, lo cogió, lo introdujo en una caja y le dio leche. «Estaba moi asustado e morto de fame», aseguró, al tiempo que explicó que ya le había conseguido un hogar. «Vai para casa dunha veciña». Al final su historia tuvo final feliz.

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