El exsecretario de la Federación Gallega, condenado a 2 años de prisión

El exsecretario de la Federación Gallega de Fútbol (FGF) Ramón de Llano ha sido condenado por el titular del juzgado de lo penal número 3 de A Coruña a dos años de prisión y 82.448,72 euros de multa como autor de tres delitos contra la integridad moral.

El fallo del juez, que adelantó la Radio Galega, recoge la pena de ocho meses de prisión por cada uno de los tres delitos con inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y para desempeñar el cargo que ocupó hasta 2009 en la FGF. De Llano, que era jefe de personal de la Federación, ha quedado absuelto, con todos los pronunciamientos favorables para ello, de los delitos de lesiones que se le venían imputando.

El acusado tendrá que indemnizar a los empleados que tenía a su cargo en la FGF José Manuel Fernández García con 22.078 euros, Javier Vázquez Trigo con 28.500 euros y José Miguel Martínez con 31.870,26 euros. El juez, que también impuso al condenado el pago de las costas, explica en el fallo que de las anteriores sumas responde subsidiariamente la Federación Gallega de Fútbol y devengarán los intereses previstos en el artículo 576 de la Ley de Enjuiciamiento Civil si el obligado incurriera en mora.

POSIBILIDAD DE APELACIÓN
El juicio oral se celebró el 23 de noviembre de 2011 y contra la sentencia, que lleva fecha de 24 de enero, cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de A Coruña. José Miguel Martínez, Javier Vázquez y José Manuel Fernández prestaban servicios para la Federación Gallega y el juez ha considerado probado que desde el año 2003 el acusado Ramón de Llano Márquez, sin antecedentes penales, comenzó de forma sistemática a realizar una serie de actos de hostigamiento contra ellos.

El juez indica que estos actos se prolongaron durante al menos 3 años y fueron ejecutados con el propósito de minar la voluntad de los subordinados y provocar su hundimiento moral creando en ellos sentimientos de miedo, desasosiego, inseguridad e impotencia, todo ello en ejecución de un plan torticero. Apunta también el magistrado que Ramón de Llano tenía como único objetivo hundirles psicológicamente, destruir su reputación, perturbarlos en el ejercicio de sus tareas y conseguir su extrañamiento social en su lugar de trabajo.

Comentarios