El municipio saviñádego tiene innumerables referentes paisajísticos y patrimoniales, que en ocasiones sirven de emblema para toda la Ribeira Sacra, como es el caso de varios de sus templos románicos y entornos como el de A Cova, desde donde se puede observar el llamado Cabo do Mundo. Allí el río Miño hace un espectacular meandro. Todo eso y más está a la vista, pero bajo tierra queda una ingente cantidad de castros por sacar a la luz, sin hablar de otros posibles yacimientos por descubrir. No obstante, muchos de los vecinos sí tienen constancia de ellos, pero prefieren no desvelar su emplazamiento para evitar que cualquier persona pueda cometer algún tipo de expoliación.
En la ardua tarea de rescatar algunos de los castros de O Saviñao se emplearon a fondo los miembros de la fundación Xosé Soto de Fión, gestora del emblemático ecomuseo del pazo de Arxeriz. A principios de noviembre abrió al público parte del recién descubierto castro prerromano situado en una ladera y que llama la atención por tener vistas al río Miño. Fue posible ponerlo en valor porque durante el pasado verano un equipo de arqueólogos, dedicados por entero al detallado trabajo de limpieza de la zona determinada, realizó con anterioridad un minucioso estudio y plan de intervención.
Las piezas todavía tenían restos de su uso
Una de las mayores sorpresas de los arqueólogos tras las excavaciones fue que se encontraron con piezas y restos de su uso. Se desenterraron tres antiguas viviendas, en las salió a relucir su pavimento original de barro. En una de ellas se limpió la zona del antiguo hogar y se hallaron restos de ceniza. Otras piezas descubiertas de forma abundante son restos de cerámica negra, prerromana, sobre todo de vasijas, en un buen estado de conservación.
