El duro viaje de Josiño

José Juan, en un partido en el Ángel Carro. xesús ponte
photo_camera José Juan, en un partido en el Ángel Carro. xesús ponte

Bajo una máscara coloreada con la tonalidad de la discreción, la timidez y la constancia, José Juan Figueras (Vigo, 1980) es el perfecto ejemplo del trabajador capaz de labrarse su futuro a base de pulir su currículum con los callos en sus manos. En un viajar constante, con el traje de emigrante ceñido al cuerpo, el portero vigués del Lugo ha ido construyendo una carrera prolífica en cuanto a equipos y experiencias en el fútbol profesional.

No lo ha tenido sencillo José Juan. Como su barrio natal, que bordea la frontera entre Balaídos y Castrelos, en Vigo, su condición proletaria siempre le ha acompañado. No es un privilegiado del fútbol, de esos que da el salto hacia la élite por un golpe de suerte o por un talento fulgurante. El arquero ha ido capeando el bamboleo de su destino desde la base hasta acabar en Primera División.

Con el estadio del Celta a un palmo, el futbolista tuvo que dar mil y una vueltas para acabar pisando su césped. La figura de su primer entrenador en el equipo del Independiente lo transformó de ariete en portero de garantías. Mientras otros promocionaban a la cantera celtista, el cancerbero peregrinó por el Rápido de Bouzas, Areosa, Valladares, Valladolid B y Ourense, donde recibió durante dos años el cariñoso sobrenombre de ‘Josiño’, antes de volver a Vigo con 23 años.

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