El duro oficio de la artesanía

Jose María Ares posa con algunas de las piezas de artesanía que diseña (Foto: EP)
photo_camera Jose María Ares posa con algunas de las piezas de artesanía que diseña (Foto: EP)

La artesanía ha potenciado durante muchísimos años la belleza natural de la madera. Pero, los verdaderos protagonistas de esta tradicional actividad son los artesanos que la trabajan hasta transformarla en objetos cuyas formas son el resultado de una rica imaginación popular.

José María Ares es uno más de los miles de maestros artesanos que llevan toda una vida transformando un simple trozo de madera en el objeto más hermoso del mundo. Comenzó de niño, motivado por la profesión de su padre que era carpintero, y nunca lo ha dejado. Se reconoce autodidacta, aunque ha seguido construyendo en miniatura carros y hórreos como hacía su progenitor.

Con los años ha ido perfeccionando su técnica, aumentando la dificultad de las piezas que diseña y utilizando múltiples tipos de madera. Actualmente trabaja, entre otras, con freixo, castaño y buxo. Con ellas realiza de manera artesanal percheros, lámparas, cestos o incluso cucharas para la miel.

Estas últimas son las que mayor éxito tienen en las ferias de artesanía a las que acude para vender sus productos, aunque reconoce que «a situación é moi mala e a xente xa non merca tanto como o facía antes».

Aunque el verano es la mejor época para acudir a las ferias que se celebran en distintos puntos de la comarca, José María aclara que hay «demasiados artesanos» y que, en muchas ocasiones, ni siquiera se traslada al lugar de celebración porque lo que tienen que pagar por el puesto no les «compensa» con lo que van a vender después.

Es sumamente consciente de que el trabajo artesanal tiene un precio elevado, pero aclara que «nas tendas normais os prezos son máis caros e a calidade tampouco é a mesma».

A pesar de ello, es feliz tallando y torneando la madera y reivindica la importancia que tiene el trabajo que desarrolla.«As institucións debería apoiar de algún xeito ós artesáns. Nós non podemos por nós mesmos ensinar a outros a facer o que nós facemos.Senón se toman medidas, estas tradicións acabarán desaparecendo e será unha auténtica mágoa», apuntó.

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