Cuando los vecinos de Xove, Viveiro y Cervo oyeron en 1973 que Fenosa tenía la intención de instalar una central nuclear en Regodela, dentro del término municipal xovense, las reacciones contrarias no fueron tan inmediatas como ocurriría en la actualidad. Por aquel entonces existía un gran desconocimiento de los peligros que entraña la energía nuclear y en un primer momento la noticia fue muy bien acogida entre la población. Hay que señalar que se trataba de una época en la que España estaba experimentando un elevado crecimiento industrial, por lo que la instalación de todo tipo de factorías estaba al orden del día.
En un municipio con una marcada economía agraria la central ofrecía grandes posibilidades de crecimiento, pero poco a poco sus vecinos fueron descubriendo que no es oro todo lo que reluce. La central, que contaba con un presupuesto de 100.000 millones de pesetas, iba a emplear cuatro grupos de generadores, con una potencia de 900 megawatios cada uno. En un primer momento se habló que Fenosa contrataría a 2.000 trabajadores, una cifra que finalmente se redujo hasta los 200. En este ambiente de incertidumbre y desconocimiento las todavía prohibidas formaciones políticas empezaron a asomar la cabeza. «Os partidos políticos tiñan duas vertentes na Mariña, Viveiro e Ribadeo. Como estaban prohibidos camuflábanse a través de asociacións que a súa vez aglutinaban a todo tipo de idioloxías, como foi Sementeira en Viveiro. Esta asociación foi moi importante porque se encargou de informar a xente labrega de Xove dos perigos da enerxía nuclear», indicó Carlos Nuevo, cronista oficial de Viveiro y participante en las protestas contra la central.
Entre los propios partidos de izquierda también había una división sobre si era positivo o no la presencia de una central nuclear. «A xente de ANPG non estaba dacordo, pero primeiro tivo que informarse. O feito de que a refrixeración da central se fixera na auga da ría foi moi importante para que o partido dixera que non, porque nesas primeiras reunións non había técnicos nin enxeneiros. Por outro lado estaba o PC, que como tiña como referente a URSS consideraba que a central non era negativa. Logo, segundo foi chegando máis información, as opinións foron cambiando», indicó Carlos Nuevo.
A finales de 1976 y principios del 77 tuvo mucha importancia la figura de Pencha Santamarinas, una mujer que comenzó la campaña de promoción contra la central en el ámbito rural, dando lugar después a la creación del Sindicato Labrego Galego (SLG).
Sin duda el hecho que cambio el curso de los acontecimientos fue el debate organizado en la antigua sala de fiestas de Verxeles, en Viveiro. Allí se reunieron partidarios, entre ellos representantes de Fenosa, y opositores a la central. La presencia de técnicos e ingenieros de la Universidad de Santiago hizo que muchos de los vecinos cambiasen su opinión sobre la energía nuclear, ya que advirtieron de su peligro. El debate lo ganaron claramente los opositores, lo que sirvió para que la población se posicionase en su mayoría en contral de la central.
Desde 1973 hasta mediados de los años 80 continuaron las protestas, siendo las más importantes las de 1977 y 1979. La gota que colmó el vaso fue el descubrimiento de una falla debajo del terreno sobre el que se iba a instalar la central. No es comparable a la situación de Japón, que es uno de los lugares del mundo más peligrosos sísmicamente, pero sí hay riesgo de terremotos en Lugo como se demostró en los años 90. Los estudios determinaban que en caso de incidente nuclear el área de contaminación sería de 100 kilómetros a la redonda.
El no definitivo se hizo esperar cinco años más. No fue hasta 1984, con el Gobierno de Felipe González, cuando se canceló el proyecto de instalación de centrales en varios lugares de la geografía española. Esta noticia tan solo fue la confirmación de lo que ya se sabía, que Xove no iba a tener central nuclear. Posteriormente hubo industrialización en el municipio, por medio de Alcoa. pero sin riesgo nuclear.
El alcalde acabó por denegar la licencia de obra a Fenosa
El ex alcalde xovense Jesús López, quien estuvo en el cargo durante todo el conflicto existente con Fenosa, fue una pieza fundamental para que al final no llegase a ponerse en marcha la central nuclear. «Ao principio non sabíamos moito de que ía a historia, así que visitei localidades como Garoña, onde xa había central. O seu alcalde dixérame que con ela gañaran moitos cartos e que mellorara o nivel de vida do municipio», indicó el ex regidor. Posteriormente Jesús López fue descubriendo, al igual que sus vecinos, los peligros de la central. «Empezaron as mobilizacións e pedimos informes a todo o mundo. Ahí xa vimos a auténtica realidade e aínda que Fenosa tiña os terreos eu denegueille a licenza de obra porque vimos que era un perigo», indicó.
PROTESTAS Y POLÍTICA |
La primera gran movilización tuvo lugar el 10 de abril de 1977, cuando más de 5.000 personas recorrieron los 11 kilómetros de distancia entre Viveiro y Regodela con pancartas donde se podía leer «Galicia é nosa e non de Fenosa» o «Non Xove nuclear». En ese momento, donde todavía había posturas enfrentadas de los partidos de izquierdas respecto a la central, surgieron conflictos entre el Partido Comunista y el resto de agrupaciones, ya que el PC trató de encabezar la protesta tras haber sido legalizado el día anterior. No sería hasta dos años después, en 1979, cuando se produjese la siguiente gran movilización. En el mes de mayo se reunieron más de 10.000 personas protestando contra la central. «Había xente de toda Galicia e iso que o transporte que había non é o que hai hoxe en día. Foi unha concentración que naceu no boca a boca porque era difícil acceder a calquer información», señaló Carlos Nuevo. La oposición generó un frente de izquierdas y nacionalista, germen del BNG La presencia de la democracia hizo posible que los grupos políticos de izquierdas que estaban en la clandestinidad, así como los nacionalistas, pudiesen expresar sus ideas. Por aquel entonces había muchas formaciones diferentes en Galicia que se aglutinaron para luchar contra la instalación de la central. La Asamblea Nacional Popular Galega (ANPG) se unió con UPG (Unión do Pobo Galego) para formar el BNPG (Bloque Nacional Popular Galego), la antesala de lo que hoy es el BNG. «En certa medida a central servíu para unir os movementos políticos galegos, que estaban dispersos en moitas formacións», indicó Carlos Nuevo En las protestas estuvieron presentes destacados políticos, como Xosé Manuel Beiras, que por aquel entonces militaba en el PSG (Partido Socialista Galego). De entre todos ellos destacó la labor del SLG (Sindicato Labrego Galego), ya que fue capaz de transmitir su postura sobre la energía nuclear a la población del rural. |