El día en que el mundo se detuvo

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Hace cuarenta años, los lucenses contemplaban atónitos cómo el hombre pisaba la Luna. Fue la noticia del año, un acontecimiento que tuvo un gran impacto social.

Así lo recuerdan cinco lucenses, para quien aquella fecha tuvo un carácter tan especial que incluso dio nombre a una cafetería, que todavía hoy sigue funcionando. Elprogreso.es también abre un foro para que los lectores puedan compartir sus recuerdos de aquella histórica madrugada (en España) del 21 de julio de 1969.

FINA COÍDO ♦ Dueña de la cafetería Apolo XI
La hazaña de la tripulación del Apolo XI no pasó desapercibida para un empresario de la hostelería lucense quien, sorprendido por la llegada del hombre a la Luna hace cuarenta años, tomó la decisión de abrir una cafetería con el nombre de la nave que hizo el viaje. Fue un ejemplo del impacto social que produjo este hecho en el Lugo de entonces. Un impacto que todavía pervive en el Lugo de hoy y en aquella cafetería, ubicada en la calle García Abad, que mantiene el mismo nombre pese a haber cambiado de local y de dueño.

"Aínda hoxe moita xente pregunta por que se lle deu este nome a este local", comenta Fina Coído, la gerente del establecimiento desde hace casi treinta años. "Nós collemos o negocio xa con este nome e si, quizais teña tirón porque hai moitos clientes que nos preguntan se o nome da cafetería foi posto a raíz da chegada do home á Lúa . Mesmo hai xente que segue a ser cliente do bar e que estivo na súa inauguración", explica.

FRANCISCO GARCÍA DÍAZ ♦ Astrónomo aficionado y descubridor de una supernova
En julio de 1969 todavía faltaban unos años para que Francisco García Díaz, un aficionado lucense a la astronomía, descubriese con su telescopio casero la supernova SN 1993-J. Por aquel entonces, cuando Buzz Aldrin, Michael Collins y Neil Armstrong decidieron emprender su aventura hacia la Luna, un jovencísimo Francisco García Díaz correteaba, a sus 11 años, por la playa en plenas vacaciones estivales con su familia.

"Me enteré de todo, pero las imágenes las vi al día siguiente porque la retransmisión en directo era a las mil quinientas. Era muy pequeño pero ya estaba documentado, porque tenía algún libro sobre el Apolo XI en casa y recuerdo que aquello me pareció fascinante", afirma Francisco García.

La aventura de la tripulación del Apolo XI no influyó, en cambio, en la vocación por la astronomía que desarrollaría años más tarde. "En su momento sí me pareció todo muy interesante, pero lo que más me motivó fue la observación del cometa Halley, en 1986, cuando le regalé un telescopio sencillo a mi madre para que lo viera y, dado que no lo usaba, me decidí yo a probarlo. Ver los satélites de Saturno fue suficiente para inclinarme por esta afición", cuenta Francisco García.

Para el descubridor de la supernova, la aventura de la tripulación del Apolo XI no fue muy aprovechada en la carrera espacial. "Los americanos se lo tomaron como una forma de demostrar su supremacía política sobre los rusos y todo quedó paralizado. Creo que se debería volver a la Luna, que sería una base perfecta para viajar desde allí a otros planetas como Marte, dado que en este satélite hay una menor gravidez", opina.

DARÍO XOHÁN CABANA ♦ Escritor y académico
Todavía estudiaba el Bachillerato y Darío Xohán Cabana ya compartía página de periódico con la salida hacia la Luna de la tripulación del Apolo XI el 16 de julio de 1969. La noticia de la que fue protagonista fue el primer premio, dotado con 5.000 pesetas, que ganó en el I Certamen Poético y del Concurso de Colchas de Artesanía de Friol, dinero y flor que recibió por Versos nados en gabanza de Friol. "Aquel mesmo ano gañara tamén o meu primeiro premio nuns xogos florais do colexio Minerva de Santiago, polo que me deran outras 5.000 pesetas", recuerda.

Darío Xohán Cabana fue también de los que siguió el acontecimiento a través del televisor que, en Roás (Cospeito), sólo existía en la casa del cura, en la Taberna do Arximiro y en la casa de un vecino, Agustín do Xordo. Ahí fue donde Darío y su padre vieron a Neil Armstrong pisar la Luna. "A meu pai interesáballe a historia porque era un labrego pobre, pero dunha cultura ampla. Ó resto da xente da aldea importáballe un carallo. Os rapaces estaban máis ocupados en meter o trigo ou en ir ás festas e tampouco se cría o que pasaba", asegura el escritor, que añade que en su casa había una enciclopedia, de la época de la  República, "na que había entre 60 e 70 páxinas de astronomía".

ÁNGEL VILLAR, CHILARES ♦ Piragüista olímpico
Si en julio de 1969 la carrera de Aldrin, Collins y Armstrong estaba ya encaminada hacia la Luna, la del lucense Ángel Villar Varela, Chilares, también estaba perfectamente encarrilada como piragüista. Ya el año anterior había estado en las olimpiadas de México, pero Chilares, aquel verano de 1969, había cosechado nada menos que siete campeonatos de España a bordo de su otra nave, la piragua. Uno de ellos, el de 10.000 metros en K2, compartiendo protagonismo en la prensa, el 20 de julio, con la llegada a la Luna.

"Recuerdo que fuimos a ver la hazaña del Apolo XI a un bar. Había mucha expectativa y todo el mundo esperaba ver la llegada. Había mucho pique entre los americanos y los rusos y era una competición que seguíamos por los medios de comunicación. Sobre todo, aquello se vivió en los bares. Fue como ir a ver ahora un partido de fútbol, ni más ni menos", afirma Chilares.

MANUEL LÓPEZ CASTRO ♦ Periodista
Manuel López Castro, redactor prejubilado del diario El Progreso, ya trabajaba como periodista en julio de 1969. Para un hombre dedicado a un oficio vinculado a la actualidad, los recuerdos de aquella semana de julio son los de un "gran impacto social" en Lugo.

"A imaxe que nos quedou a moitos foi a de Jesús Hermida retransmitindo a aventura espacial do Apolo XI pola televisión, que eu vin en directo desde un bar. A xente non daba creto ó que estaba a ver e dubidábase de se sería verdade ou se sería unha argucia política dos americanos".

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