El día de las no sorpresas

AL FINAL no ha habido sorpresas en las tomas de posesión en Lugo, a las que nuestros representantes han llegado con los deberes hechos. La falta de pactos en los sitios donde se intentaron, como Foz, O Valadouro y Láncara, no es sorprendente, como tampoco lo hubiera sido lo contrario. Tampoco ha habido grandes pactos a varias bandas, con la excepción de O Incio. En este municipio sí que se produjo, según me cuentan, un momento de susto, cuando los votos fueron saliendo de la urna alternándose y en el recuento se llegó al undécimo con un empate 5-5. Pero al final se cumplió el pacto, porque en O Incio había muchas ganas de hacerlo. Fue lo que ocurrió hace cuatro años en la Diputació, o hace doce en Lugo: aquellos besos de Rodríguez Pazos y López Orozco compartían unos tremendos deseos de echar al PP.

Y es que hay pactos con ganas, como el de Mondoñedo, donde me cuentan que PSOE y BNG mantienen una estupenda relación, que han querido mantener. En cambio, otros acuerdos parece que llegan con desgana, como, dicen, en Riotorto, donde hasta el PP, cuentan, intentó frenar la repetición de la coalición entre nacionalistas y socialistas. Y en Lugo ciudad, a juzgar por las fotos y las caras de los protagonistas (busquen la del saludo de Abraira y Orozco), a veces parece que el pacto va a llegar porque no queda más remedio.

La posible coalición socialnacionalista en la capital servirá para ver cuál es el modelo de gobierno por el que apuestan en el Bloque en este mandato. A juzgar por lo que se ha anunciado en Viveiro y, sobre todo, en Ourense, parece que en este cuatrienio se van a dar menos bicefalias, aquellos bi-gobiernos, empezando por el de la Xunta, que tan fácil blanco fueron para el PP. Es interesante el reparto de funciones en Viveiro, porque los nacionalistas se van a quedar con el área de obras, uno de esos departamentos ‘fuertes’ que siempre se han atribuido al PSOE, mientras que el Bloque se orientaba hacia aspectos más ‘sociales’: turismo, cultura, servicios... Habrá que ver cómo les va, y más en este entorno de Crisis y de tsunami popular que va a poner en apuros a más de un gobierno que no sea del PP.

Los amantes de perseguir pistas andamos estos días buscándolas sobre la Diputación, como en los tiempos del ‘cacharrismo’. Se da por hecho que se repetirá el pacto, pero no parece que Antón Bao vaya a continuar como ‘vice’; de hecho, parece que éste ya se ha apartado de la carrera: ¿Prefiere ser el número dos de Orozco? Esta postura del líder nacionalista daría a entender que va a haber bipartito en la ciudad de Lugo, pero... ¿y si no lo hay? ¿Se quedará Bao en una oposición que en este mandato va a ser más complicada para su partido que en el pasado?

Lo que sí parece claro es que en San Marcos va a seguir Antonio Veiga (mis condolencias, igual que para González Barcia y Ramón Arias), y se rumorea que con más poder del que tenía hasta ahora; por lo menos, con menos discrepancias, porque en el grupo nacionalista saliente (Bao, Veiga y Vega) eran pocos pero mal avenidos. Pero aún queda semana y pico para que se resuelvan las incógnitas de San Marcos. Las posibles novedades nacerán del reparto de actas: ¿Qué alcaldes serán premiados, por sí mismos o en la persona de alguno de sus ediles, por sus resultados? ¿Mantendrá Gómez Besteiro sus apuestas de futuro, pese al fracaso el 22-M de algunas de ellas, como Lara Méndez y Díaz Valiño?

Por suerte, ya queda menos para salir de dudas... y para que nuestros gobernantes empiecen a gobernar, que buena falta hace.

CHANTADA  El cuarto bastón de mando de Varela

Ayer fue la cuarta vez que Manuel Lorenzo Varela Rodríguez tomó posesión como alcalde de Chantada: una por una moción de censura, dos con mayoría absoluta y la cuarta (ayer), como minoría más votada, al frente de un grupo independiente. Es la constatación de que estamos ante un auténtico animal político, que no sabemos si ya ha empezado a pasarle facturas a su partido de toda la vida, el PP. ¿Cómo seguirá la cosa ahora? ¿Habrá que esperar a 2013, a ver si las elecciones autonómicas despejan las cuotas de poder dentro del partido en Chantada?

FORMACIÓN PROFESIONAL ♦ Las polémicas, ahora a fin de curso

Por una vez, la bronca educativa, ésa que es tan habitual en Galicia, no se ha registrado a comienzo de curso sino a finales. La reforma de la FP inquieta a un buen puñado de personas, con derecho a quejarse porque se haya esperado hasta ahora para anunciar un traslado inminente. Parece como si fuera una cosa improvisada, lo cual da muy mala impresión (¿improvisar en la formación de las gentes del futuro?), sin olvidar cierto regusto electoral: ¿Se esperó a que pasara el 22-M? Muchas dudas, sí.

Enterrando las promesas, esperando los hechos

Es sorprendente la bronca que originan en internet las movilizaciones de los vecinos de A Residencia, golpeados por el cierre del viejo hospital Xeral. Sorprende por la fuerte polarización, que es puro calco de las posturas de los políticos: la apuesta del PP por una comisaría (competencia de un gobierno del PSOE) y la de socialistas y nacionalistas por un geriátrico (competencia de un gobierno del PP). La campaña electoral sirvió para hacer unas cuantas promesas. Los vecinos esperan ahora que esas promesas se entierren para que fructifiquen en hechos. SEBAS SENANDE

PINCELADAS

♦ Normalidad. Por una vez, las tomas de posesión en A Fonsagrada y Sarria fueron de lo más normal, sin pactos extraños o novedades inesperadas de última hora.

♦ Adioses. Un ejercicio curioso es ver quiénes siguen al frente pese a la derrota (Castro de Rei) o se van (Chantada, O Incio).

♦ Mujeres. La obligada paridad electoral no se refleja en las alcaldesas: serán tres, como en 2007.

O RECORTE ♦ Solidariedade

El Progreso, 9-6-2011, p. 14O alcalde de Outeiro de Rei ten razón: para que vas gardar as cousas na neveira ou na despensa se logo se van escarallar porque caducan e non llas vas poder dar nin aos gatos vagabundos da vila? O que pasa é que este home reelecto nunca terá futuro nun supermercado, porque neses sitios sempre collen o xusto ou un pouco máis, e nunca o que non ten demanda. Tamén é un xeito de dicir que en Outeiro de Rei todos son ricos, aínda que queda mal gardar alimentos e tiralos ao lixo antes que repartir con outros concellos estes víveres que son produto da solidariedade dos demais.

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