El descenso humorístico del río Landro atrajo a una multitud de espectadores que se situaron a las orillas del cauce para contemplar como los romeros más atrevidos descendían sobre neumáticos y colchonetas. El sol se dejó ver durante toda la tarde, lo que animó a que hubiera un gran número de participantes dispuestos a refrescarse un poco. La vigésimo tercera edición de la bajada humorística contó con cerca de 300 participantes que se armaron de valor y se metieron en las heladas aguas del río.
«Teño algo de medo a meterme porque é a primera vez que baixo e a xente estáme dicindo que a agua está moi fría», comentaba Carmela Varela, una tirolesa que bajaba junto a Jesús Joven, otro tirolés algo más veterano. «Eu baixo o río desde que se empezou coa tradición. O caso é pasar un bo rato».