El cultivo de rodaballo es tan ecológico como el del mejillón

Piscifactoría de Xove. josé mª álvez (AMA)
photo_camera Piscifactoría de Xove. josé mª álvez (AMA)

Un estudio de la Universidade de Santiago desvela que se emiten prácticamente las mismas cantidades de CO2 al producir un kilo de mejillón en lata que un kilo de rodaballo fresco procedente de piscifactoría. Este conclusión determina, por tanto, que la acuicultura que se practica en la comarca es respetuosa con el medio ambiente, ya que el cultivo de mejillón se realiza siguiendo la técnica tradicional de las bateas.

El grupo de ingeniería ambiental y bioprocesos de la USC señala que los resultados obtenidos por su estudio indican que el cultivo de mejillón emite 1,02 kilogramos de CO2 por un equivalente del 1,03 del rodaballo. Esto significa que todo el proceso de producción de un kilo de rodaballo o de mejillón listo para el consumo genera un poco más de un kilogramo de emisiones de gases efecto invernadero. Para establecer estas cifras los investigadores tienen en cuenta todo la energía empleada en las distintas fases que una empresa realiza hasta que el producto llega al cliente final, por lo que se incluye el cultivo, la depuración, la conserva, los cocederos y la distribución, en el caso del mejillón; y el pienso, cultivo, preengorde y engorde del rodaballo.

La comarca es actualmente la zona de España donde más cantidad de rodaballo criado en piscifactoría se produce. No en vano la mayor planta sobre esta especie la tiene Pescanova en Xove. La comarca en total produce unas 4.300 toneladas anuales de rodaballo, de las que 3.000 proceden de la fábrica xovense, mientras las otras 1.300 corresponden a Acuidoro, en San Cibrao. Esta última empresa tiene otra asociada, Alrogal, que cada año produce un millón de alevines de rodaballo que después son engordados en diferentes fábricas.

Desde que la acuicultura experimentó un auge en Galicia no han parado de lloverle las críticas, pero año tras año el sector continúa creciendo y mostrando claras mejoras. La posibilidad de vender pescado fresco ofrece una ventaja significativa sobre el envasado en lata, ya que esta es la parte más contaminante del proceso.

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