El CSIC pone en valor los descartes de la flota gallega

Flota amarrada a uno de los muelles de Burela (Foto: JOSÉ Mª ÁLVEZ)
photo_camera Flota amarrada a uno de los muelles de Burela (Foto: JOSÉ Mª ÁLVEZ)

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudió el aprovechamiento comercial y la viabilidad técnica y económica de los crustáceos descartados e infrautilizados habitualmente por la flota gallega que faena en la costa Cantábrica, Gran Sol y Portugal. El proyecto está financiado por la Xunta de Galicia y liderado por la Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo (Arvi) y pretende evaluar el uso potencial de cuatro especies como son macropipus tuberculatus (nécora nudosa); liocarcinus depurator (falsa nécora); munida spp (langostilla) y Polybius henslowii (patexo).

Las pruebas realizadas con estas especies dieron como resultado harinas de marisco que se pueden emplear para la acuicultura, recetas de cocina y la extracción de sus exoesqueletos de quitina-quitosano, compuesto fuente de sustancias antimicrobianas que pueden emplearse en la elaboración de medicamentos, productos de cosmética o tratamiento de aguas.

Se calcula que esta flota gallega puede descargar cerca de 10.000 toneladas al año de descartes de estas cuatro especies y alcanzar con su puesta en valor una cotización en el mercado próxima a los dos millones de euros.

La langostilla reúne interesantes posibilidades culinarias, por su olor y sabor, para elaborar recetas, tales como fumet, crema de mariscos o paté, que han sido elaborados por la firma Porto Muiños. Para lograr harinas se ha tenido en cuenta sobre todo el patexo, especie con la que la empresa Dilsea realizó el proceso de elaboración de harina de marisco que puede emplearse en al alimentación de especies como erizos o moluscos en la acuicultura.

Los cuatro crustáceos habitualmente descartados por la flota pueden tener además un interesante valor comercial si se extrae de su exoesqueleto quitina-quitosano, compuesto fuente de sustancias antimicrobianas que matan o inhiben el crecimiento de microbios y que se pueden emplear en medicamentos, cosmética, tratamiento de aguas o materiales biomédicos.

Iniciativas como estas pueden ayudar a minimizar los descartes que según la FAO son de hasta el 70% en algunas flotas que trabajan en aguas europeas.

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