El vía crucis sin fin de Orozco

A OROZCO LE apodaban El Cura los protagonistas de la trama Pokemon por su condición de exseminarista y por el tono doctrinal y paternalista de sus intervenciones públicas. No se le conocen además desplantes hacia la iglesia católica y desde que cogió el bastón de mando hace casi quince años se suma a todo cuanto acto religioso se convoca en una ciudad que durante siglos estuvo controlada por obispos y mosenes. Incluso facilitó la millonaria operación urbanística que levantó torres de diez plantas sobre los terrenos del Seminario y tampoco quiere oír ni hablar de litigios con las sotanas para que paguen el Ibi de los edificios que no son de uso religioso, como el párking que el Obispado posee en la calle Salvador de Madariaga.

Y no es que Orozco sea un socialista de comunión dominical como su amigo Paco Vázquez, aunque seguramente durante los últimos días se habrá llegado a encomendar a algún santo o virgen en busca de mediación divina para cambiar la dinámica de un mandato en la alcaldía que se está convirtiendo en un vía crucis.

Cualquier otro político a estas alturas de la pasión hubiese estampado la cruz en las narices de quienes le quieren ver condenado y estaría ya disfrutando de la jubilación con el dinero que se está gastando en los afamados abogados madrileños que le defienden. Pero será que la fe en su inocencia le ha dado fortaleza para completar las estaciones hasta la decimoquinta de la resurreción, que Orozco no duda en levantarse al instante cada vez que le cae otro latigazo judicial.

Ni siquiera la conversación grabada por el expolicía local al que trataba de buscarle trabajo y que consta en el sumario del caso Pokemon pudo con el ánimo del alcalde, quien dio a entender que lo único que trataba era de embaucar al joven, quien finalmente no logró el esperado empleo. Ahora sus abogados tratan de que esa grabación sea anulada por posible manipulación, aunque el sonrojo y la perplejidad colectiva serán más difíciles de formatear.

Orozco justifica su entereza por el apoyo, tímido eso sí, que recibe de sus compañeros de partido o de los ciudadanos que asegura que le paran por la calle. Además, convocatorias de escaso eco como la protagonizada el lunes por unas decenas de militantes del BNG a las puertas del concello para pedir su dimisión no hicieron más que reforzar sus posiciones y ayudarle a salir indemne de un pleno municipal en el que quedó demostrada la debilidad de su gobierno.

Después de ver bloqueada su gestión tras tumbar PP y BNG las inversiones por 3,3 millones de euros que proponía el PSOE y una vez destapada la falta de control en las facturas que recibe el Concello, lejos de arrugarse, el alcalde ganó por la mano al día siguiente a la oposición al comparecer en rueda de prensa para acusar a los dos grupos de ir contra Lugo, para iniciar luego una campaña con la que quiere explicar a los servicios que iban a recibir inversiones por qué están por ahora bloqueadas.

La réplica del portavoz del PP tardó en llegar tres días, lo que da idea de su interés por hacerse con la alcaldía, mientras Orozco aprovechaba el desconcierto para hacer una escapada de la ciudad que la oposición interpreta que fue para preparar su defensa judicial.

Quizá el alcalde esté ahora de retiro espiritual, como aquellos de la Xunta que Manuel Fraga organizaba en los monasterios antes de Semana Santa, y trate así de conseguir fuerza interior para afrontar lo que le queda de mandato. Y puede que con sus ruegos consiga que intercedan en su particular calvario la Virgen de la Esperanza o la del Pilar, a las que no dudaría en conceder la medalla de oro de la ciudad -como ya hizo el Ministerio del Interior dándole la del mérito policial a una imagen- si vuelve a ser desimputado.

De momento, la Pascua le va a dar una tregua al regidor, aunque tras las procesiones se le avecinan nuevas estaciones del vía crucis, como la campaña que ayer anunció EU para exigir su dimisión y en la que quiere implicar a más colectivos. Pues mañana Dios dirá, pensará Orozco.

El Concello litiga por una de las marcas Arde Lucus, pero no explota el resto

La exitosa fiesta romano-castrexa fue ganando fama sin que nadie en el Concello se acordase de registrar el Arde Lucus en la Oficina de Patentes, algo que sí hizo primero un abogado lucense y años más tarde una empresa de Monterroso que descubrió que podía hacerse gratis con los derechos para hacer ropa con esta marca. El Concello, que ya había logrado un acuerdo con el jurista, litiga ahora con la firma, a pesar de que aún no demostró mucho interés por explotar la imagen de la fiesta, ya que solo comercializó tres artículos en 2012 y en 2013 vendió lo sobrante del año anterior. Está claro que las camisetas del Arde Lucus no venden lo mismo que las del Real Madrid, pero los turistas que las comprasen sí ayudarían a promocionar la celebración.

Curutelo, un nuevo patinazo del PP menos mediático que el de Espe

Si Esperanza Aguirre metió la pata escapándose de los agentes de movilidad que le acababan de multar, el PP de Lugo también se llevó en el pleno un chasco por no estudiar bien las iniciativas que lleva a pleno. Los populares instaron en una al gobierno local a atender la petición de los vecinos de Curutero para que este núcleo volviese a pertenecer a la parroquia de Pías y no a Tirimol. El PSOE replicó que estudiará la demanda, pero recordó que fue el PP en 1988 quien hizo el cambio, que luego ratificó en el PGOU de 1991. No era el primer patinazo de los populares, que habían pedido hace meses una rebaja del Ibi, una medida que, según los socialistas, prohibió el decreto del Gobierno de Rajoy que obligó a subirlo un 10% durante al menos dos años.

Texto publicado en la edicion impresa de El Progreso el 12 de abril de 2014

Comentarios