Los operarios municipales del gobierno local ribadense tienen orden expresa del alcalde, Fernando Suárez Barcia, de limpiar «o antes posible» las pintadas aparecidas en el Juanín, el bote que pertenecía a Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, que calificó de «unha ignominia». En el barco un acto vandálico dejó escrito «Galegos de merda» y «Ría del Eo», en referencia al topónimo que se da al estuario en la orilla asturiana.
El regidor ribadense considera «claramente un insulto a Galicia e aos galegos feito de mala maneira» este episodio, y aunque reconoce que no es representativo porque «unha pintada faina unha soa persoa», sí estima que se trata de algo «que ten certos tintes xenófobos».
Lo cierto es que la repercusión de las pintadas, que efectivamente pudieron perfectamente haber sido realizadas por una sola persona de forma aislada, tuvieron una enorme repercusión en el entorno de la Ría de Ribadeo, tanto en su parte gallega como en la asturiana. Los alcaldes de Castropol y Vegadeo no las respaldaron, pero hicieron unas declaraciones con cierta tibieza que en algunos sectores vecinales sentaron todavía peor y fueron interpretadas como una cierta condescendencia con un acto de gamberrismo.