El Concello de Vilalba tiene casi cerrada la compra del Muíño da Magdalena, un inmueble abandonado localizado junto al río homónimo y la carretera que da entrada al pueblo desde Momán, en la que también se ubica uno de los enlaces vilalbeses con la Autovía del Cantábrico.
El regidor municipal explicó que el molino pertenece a un solo propietario, lo que ha facilitado unas negociaciones que espera que fructifiquen a finales de esta semana. El propósito del gobierno local, una vez adquirido el inmueble, sería «adecentarlo», tal y como avanzó Criado.
«É importante pór en valor un edificio en moi bo estado e na entrada da vila», precisa el alcalde, quien avanza que la mejor opción para su rehabilitación sería solicitar un taller de empleo a la Consellería de Traballo. Concretamente, la idea es contar con sendos módulos formativos de albañilería y cantería, las dos especialidades imprescindibles para materializar las obras, ya que en las instalaciones hay muchas estructuras de piedra.
Gerardo Criado explicó que el Concello aún no ha tomado una decisión sobre el uso que se le podía dar al molino una vez restaurado, si bien consideró que, por su ubicación junto al río y al paseo fluvial, podría acoger algún tipo de centro de carácter medioambiental, aprovechando además la particularidad de que todavía conserva un antiguo criadero de peces.
El edificio, situado más bajo que la carretera anexa y oculto en parte por la maleza, tiene una superficie construida de 190 metros cuadrados, según se recoge en el catastro, y se levanta en una finca aledaña al río de unos 400 metros cuadrados.
El molino data del año 1930 y lleva varios lustros cerrado y sin uso, aunque aún son muchos los vilalbeses que lo recuerdan funcionado o que saben quien fue su último morador, el antiguo guardarríos.
Con la compra del Muíño da Magdalena se sigue el camino marcado hace años con otra adquisición similar, la del Muíño do Rañego, hoy convertido en un espacio emblemático de Vilalba.
Sus instalaciones acogen eventos de todo tipo, ya que en él se han celebrado desde actos culturales a bodas. En su entorno se localiza uno de extremos del paseo fluvial vilalbés, usado a diario por muchos vecinos y de allí parte también el denominado Paseo dos Soños, en el que Xermolos y la Irmandade Manuel María rinden cada año homenaje, a través de la colocación de los llamados Hectómetros Literarios, a escritores destacados de la cultura gallega.
