''El Citroën 11 no podría venderlo, le gusta a mi hija''

Foto: C. PÉREZ
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Al BEGONTINO José Penalonga casi sería más fácil preguntarle qué es lo que no colecciona. Hasta ese punto está sumergido en una afición a la que le dedica la mayor parte del tiempo libre y de la que se ‘contagió' a finales del siglo pasado, tras comprar un Seat 600 para restaurar. Y luego vinieron más coches, motos, maquinaria agrícola antigua, maderas singulares, relojes, radios, documentos antiguos, monedas, botellas...

La colección más numerosa quizás sea la de botellas, pero sin duda los vehículos son

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