El barrio de Benito Vicetto, entre los de mayor crecimiento

Campos y huertas caracterizaban la zona antes de que a mediados del siglo pasado se comenzasen a construir varias casas y bloques. El entorno era conocido como la calle del Asilo de Ancianos, hasta que se hizo uno nuevo en Doutor Casares gracias a donaciones
El primer bloque de viviendas sociales, durante su construcción
photo_camera El primer bloque de viviendas sociales, durante su construcción

El área de la ciudad monfortina comprendida entre A Florida y la carretera Nacional 120 era una de las zonas donde los campos y huertas con todo tipo de cultivos predominaban hasta mediados del siglo pasado. Poco más adelante de A Florida se podía decir entonces que acababa la ciudad. A Florida y parte de Roberto Baamonde carecían incluso de aceras y era entonces conocida como el principio de la carretera hacia Quiroga, un vial que en su tramo urbano, hasta bien superado el paso a nivel de A Florida, estaba bordeado por grandes árboles, sobre todo plátanos.

En la actualidad, la calle hacia Quiroga, desde el anterior paso, es ahora la Rúa Valle Inclán, que se utiliza principalmente para ir hacia A Pobra do Brollón y a varias parroquias monfortinas. Para ir hacia Quiroga, desde hace 24 años, se utiliza la Nacional 120, cuyo enlace está al final de la Rúa Benito Vicetto. una calle en la que ahora apenas hay terrenos para construir ni un alpendre. En menos de medio siglo surgió un nuevo barrio donde residen cientos de personas y que sigue su expansión urbanística hacia la zona de O Malvarón, donde destaca la existencia del Pazo Molinos de Antero, una construcción que se mantiene gracias al empeño de sus propietarios, la familia Yáñez, que también optó hace unos años por darle un nuevo uso a la construcción y dedicar parte de ella a la hostelería, pues dispone de apartamentos y habitaciones dedicadas al turismo. Quienes se hospedan allí tienen también la posibilidad de realizar diferentes actividades relacionadas con el medio rural, así como talleres y, por supuesto, visitar algunas de las estancias de la antigua casona y ver documentos históricos.

Una de las dotaciones más importantes fue la eliminación del cruce de la Nacional 120 con la carretera de Castro Caldelas

De vuelta a la Rúa Benito Vicetto, si se habla de su historia, siempre fue conocida por la calle del asilo de ancianos de las monjas, que estaba en unos terrenos cercanos al cruce con la Rúa Malvarón, donde estuvo hasta finales de la pasada de la década de los sesenta. El edificio que ocupaban estaba completamente deteriorados y ni siquiera se contempló rehabilitarlo. Se optó por construir uno nuevo en la Rúa Doutor Casares, donde sigue en la actualidad y con unas instalaciones y servicios adaptados a las necesidades más exigentes. Allí, la atención a los mayores es de las más consideradas tanto por los familiares de los residentes como por las administraciones que controlan las prestaciones.

Al hablar de servicios, en el barrio de la Rúa Benito Vicetto sí que cambiaron las cosas si se recuerda cómo estaba la zona en la pasada década de los ochenta. Entonces simplemente se podía citar la existencia de unas pequeñas casas y algunos negocios históricos, como almacenes o talleres de maquinaria o pequeñas fábricas de calzado. El resto eran terrenos de cultivo hasta que el crecimiento urbanístico o el llamado boom de la construcción llegó a la zona. En primer lugar, algunas familias de barrios cercanos optaron por hacer casas unifamiliares en el primer tramo, si bien algunas ya con bastantes alturas. Al poco tiempo se empezaron a levantar bloques de pisos que completaron la oferta necesaria para personas que optaban por dejar las antiguas viviendas sociales de la época franquista y ocupar una de esas nuevas viviendas.

Pasado un tiempo surgió un ambicioso proyecto de urbanización de toda la parte baja, cerca del cruce con la carretera Nacional 120, del que tan solo se llegó a realizar una parte. Se construyó un gran supermercado y una serie de torres de viviendas, así como un bloque de pisos sociales.

Ante la existencia de tanto inmueble y, por lo tanto, de una mayor cantidad de vecinos, los servicios públicos se fueron mejorando y hasta fue creada una gasolinera, pero el gran avance en la zona no hay duda que fue la construcción de un puente sobre la carretera de Castro Caldelas, donde acaba la de Benito Vicetto, para que la N-120 pasase por encima. Hasta entonces, ambas se cruzaban directamente, lo que generó numerosos accidentes en los que fallecieron varias personas de la Ribeira Sacra y de fuera de la comarca. Tras gestiones realizadas por el anterior equipo de gobierno local, en manos del BNG, se consiguió que el Ministerio de Fomento elevase la carretera nacional y que bajo ella se construyese una rotonda para dar paso al vial hacia Castro Caldelas. En sus inmediaciones también hay un parque donde antes estaba el área de cuidado de carreteras de la Xunta.

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