El acusado díscolo del caso Campeón se defiende cargando contra su socio

El juicio que se inició este martes se convirtió en un proceso contra el único de los 12 implicados que no pactó un acuerdo ►Su asociado en Proitec y Dorribo, que se reconocieron culpables, testificaron que todo se hizo con su consentimiento
Javier Rodríguez, a la entrada de la Audiencia provincial
photo_camera Javier Rodríguez, a la entrada de la Audiencia provincial

La vista oral por el caso Campeón, que tuvo este martes la primera de las tres jornadas previstas, cumplió con las previsiones y se transformó en el juicio contra el único de los 12 acusados que no ha llegado a un acuerdo previo con Fiscalía para reconocer su culpabilidad y rebajar la pena. Javier Rodríguez, uno de los dos socios procesados de la consultora Proitec, defendió que él no tuvo nada que ver ni asesoró de ningún modo a Jorge Dorribo para conseguir de manera irregular subvenciones y créditos públicos del Igape. Para ello, descargó toda responsabilidad en el otro socio de Proitec, Carlos Monjero, y declaró que incluso le recomendó en varias ocasiones que se alejara de Jorge Dorribo.

El juicio por esta investigación, que se llevó por delante Laboratorios Nupel y que tuvo en algún momento más de medio centenar de imputados, se ha visto reducido a las irregularidades detectadas en la tramitación de dos expedientes ante el Igape. Uno de ellos fue para conseguir una subvención millonaria para una línea de máquinas de Nupel, que se concedió pero no pudo cobrar al faltarle justificantes; el otro sí que llegó a buen puerto y se pagaron dos millones de euros de fondos europeos en concepto de préstamo para adquirir máquinas para un proyecto de unidosis, dinero que desapareció en el pozo sin fondo que era Nupel. Por su supuesta participación en los hechos, Javier Rodríguez se enfrenta a 8 meses de prisión y multa de 496.000 euros por un delito contra la Hacienda en grado de tentativa y a tres años y seis meses de cárcel y 9 millones de multa por otro consumado.

Rodríguez defendió que él solo se metía en ingeniería y arquitectura, mientras que los temas de asesoría los llevaba su socio


Reconocida ya la culpabilidad por los otros once acusados y conocidas sus penas tras el acuerdo con Fiscalía, ayer la mayoría de ellos se limitaron a aceptarlas, reconocer su participación y responder a las preguntas de la fiscal María Vázquez en lo que pudieran conocer sobre la actuación de Javier Rodríguez, que se esforzó en defender su absoluto desconocimiento sobre lo sucedido.

TESTIMONIO COMPREMETEDOR. El problema fue que tanto Dorribo como Monjero ya habían subido antes al estrado, habían reconocido a preguntas de la Fiscalía la existencia de maniobras para aportar documentación falsa para conseguir el dinero y habían señalado como partícipe en las mismas a Javier Rodríguez. El dueño de Nupel aseguró que, tras contratar a Proitec Asesoría para que hacer el expediente de la subvención, en todo momento trató el asunto con Monjero y Rodríguez, conjunta e indistintamente; y que había sido Rodríguez en persona quien le indicó a qué profesional debía contratar para tasar las máquinas. Extremo este último que confirmó posteriormente el propio tasador, que declaró como testigo.

Su socio en Proitec Asesoría fue aún más contundente: "Nosotros despachábamos todo, todas las decisiones eran consensuadas y él estaba al corriente. Javier no decidía nada sin mí ni yo sin él", afirmó Carlos Monjero.

Previamente, Javier Rodríguez había tratado de desvincularse de la función de asesoría al asegurar que él se limitaba en Proitec a los proyectos relacionados con ingeniería y arquitectura, pero no a la asesoría de empresas. Sí que reconoció que recomendó al perito que elaboró la tasación de las máquinas que se presentó al Igape, y que incluso lo llamó desde su propio teléfono cuando Dorribo le pidió al tasador que modificara su informe, pero insistió en que su papel se limitó a eso.

También explicó cómo comenzó su relación profesional con Dorribo, que primero les encargó unos proyectos que pagó y luego les dejó con una deuda de más de un millón de euros. Y defendió que en las conversaciones con Monjero sobre el asunto del Igape -muchas de ellas grabadas-, él le recomendó que se apartara porque no adivinaba que iba a traerles problemas. También negó que hubiera dado su consentimiento para usar una de sus empresas para hacer una factura proforma para que la presentara Nupel, y concluyó que él solo sabía detalles del expediente del préstamo "por lo que me decía Carlos. Yo nunca vi ni una hoja del estudio económico".

Para tratar de desmontar esta afirmación, la fiscal se apoyó en otro testigo, el economista que coordinaba los proyectos de Proitec Asesoría. Este declaró que sus jefes directos eran tanto Carlos Monjero como Javier Rodríguez, que informaba a ambos siempre que les solicitaban datos sobre los proyectos y que en el caso de los relacionados en Nupel él personalmente le llegó ha pasar a Rodríguez hasta en dos ocasiones las memorias elaboradas.

Además del tasador y de este economista, en la sesión de este martes también testificaron cuatro técnicos del Igape, que respondieron a cuestiones técnicas sobre la tramitación de los expedientes y el interés mostrado en los mismos por los dos altos cargos del Igape que están acusados.

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