''É reconfortante facer un traballo de axuda á xente''

Sara y Arturo, en la ortopedia (Foto: VILA)
photo_camera Sara y Arturo, en la ortopedia (Foto: VILA)

emprender es un verbo siempre presente en el vocabulario del matrimonio formado por Arturo Sobrado Castro, natural de A Pobra de San Xiao, y Sara Montes López, de la parroquia lancaresa de Bande.

Con solo 19 años de edad, Arturo puso en marcha un supermercado en la capitalidad de Láncara -al frente del cual estuvo durante casi tres décadas- mientras que su esposa, farmacéutica de profesión, abrió hace ya 15 años la botica que lleva su nombre en Sarria.

La trayectoria laboral de la pareja discurrió por campos distintos hasta el pasado verano, cuando confluyó en un nuevo proyecto: una ortopedia que ambos habilitaron en el mismo bajo de la botica.

«Non son tempos de ser emprendedores, pero hai que ser valentes e confiar en que, mesmo en épocas de crise, hai negocios que saen adiante», explica el matrimonio.

Ortopedia del Camino es el nombre del establecimiento, donde Arturo Sobrado se encarga de la atención al público. Según su esposa, encontró en este trabajo la horma de su zapato. «É unha persoa moi entregada ós demais e esta labor satisfai esa faceta da súa personalidade», dice. «Todo o mundo que entra aquí, entra con problemas e resulta reconfortante facer un traballo de axuda», añade el marido, quien se ha adaptado a la perfección a su nueva vida laboral en Sarria aunque confiesa cierta «morriña» del trato diario con los amigos de A Pobra.

En un entorno de población envejecida, ambos aseguran sentir «empatía» con las personas que visitan la ortopedia, ya que ellos mismos viven de cerca la situación con sus madres dependientes. Pero no solo los mayores recurren en busca de ayuda. También los peregrinos ocupan un lugar destacado entre la clientela. «Un día de verán vendín 21 xeonlleiras», recuerda Arturo.

Tras 15 años de matrimonio y un hijo en común, sus nuevas ocupaciones les permiten compartir más tiempo. Hacen los mismos horarios y realizan juntos los desplazamientos entre Sarria y A Pobra, donde continúan viviendo. Separados solo por unos metros, ella al frente de la botica y él en la ortopedia, aseguran estar «contentos» y haber encontrado la clave para compatibilizar la vida familiar y laboral.

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