Dos jóvenes criadores de capones se suman como relevo generacional a los 57 existentes

En la feria, que se celebrará el 20 de diciembre, también estarán presentes dos productores de la raza autóctona de Mos
Adrián Lozano es uno de los nuevos criadores de capones inscritos este año
photo_camera Adrián Lozano es uno de los nuevos criadores de capones inscritos este año

La tradición del capón de Vilalba se remonta varios siglos atrás -algunos defienden que la feria tiene más de 200 años de historia- y se mantiene de generación en generación. Ni la modernidad ni el paso del tiempo consiguieron echar a un lado al que muchos definen como el gran embajador de Vilalba, pero el envejecimiento poblacional dificulta un relevo que empieza a considerarse clave para su futuro.

A la espera de conseguir la tan ansiada Indicación Xeográfica Protexida (IXP) para fortalecer un sector que se mantiene en la tradición familiar y vive de la Navidad, varias caras nuevas se suman a la cría con la esperanza de garantizar su futuro y alcanzar la profesionalización suficiente para poder desestacionalizar las ventas.

"Non é para tirar foguetes, pero facía tempo que non había novas incorporacións. Chegou a haber cento e pico criadores e actualmente hai 59, polo que todo o que se sume é positivo", explica Gonzalo Hermida, el gerente de la Asociación de Criadores de Capón de Vilalba, que asegura que el capón dará el despegue cuando consiga al fin la IXP.

De las nuevas caras, hubo dos incorporaciones el año pasado, de avicultores tradicionales que no estaban vinculados al capón, y otras dos de jóvenes que pertenecen a familias de criadores.

Francisco Monasterio, presidente de Avimós, y David Cristóbal Arriba, se estrenaron en la Feira do Capón el año pasado con aves de la raza Mos. "A IXP recoñece a raza autóctona, unha das máis antigas, e decidimos iniciarnos na cría do capón", apunta Monasterio, que explica que estas aves son más pequeñas -alcanzan unos cuatro kilos- que las que normalmente se presentan en la feria, que rondan los siete.

"A cría e a alimentación é a mesma", destaca un criador que siempre vivió la avicultura como una afición y que el año pasado se estrenó en la feria con 25 aves. "Son novato nisto. Vexo que hai moita xente maior e pouca para coller o relevo e creo que son necesarios cursos ou formación porque eu tiven problemas para matar e preparar os capóns porque hai pouca xente que saiba", dice un criador de 56 años, que a través de Avimós lucha para conseguir que se autoricen las matanzas domiciliarias. "O ministerio está facendo un borrador e sería un paso moi importante para a avicultura en xeral, e para o capón", apunta, mientras asegura que este año espera llevar 40 aves a la feria.

Alejandro Ramudo, de 24 años, y Adrián Lozano, de 32, se incorporaron este año con el objetivo de "repartir as tarefas na casa e buscar un futuro". "É un traballo extra de algo que vivimos na casa sempre", apunta Adrián, probablemente el criador más joven, que destaca que se necesita más gente e "innovar" para "intentar abrir máis mercado".

Él y su familia crían este año unas 60 aves desde abril, que están a punto de entrar en las capoeiras para iniciar el engorde de cara al mercado, que este año coincidirá con las elecciones generales.

"Será a miña primeira feira", dice Alejandro, que tiene claro su objetivo: "Vivir desto nun futuro non lonxano". "A IXP está pendente e se iso sae adiante podería ser un bo recurso. Hai que profesionalizarse e que o capón non sexa só algo do Nadal", explica un joven que defiende que es básico un mínimo de experiencia, porque "non se aprende dun día para outro". "O sacrificio e preparalos é o máis complicado", apunta, y cifra en unas 80 las aves que él y su madre criarán este año.

En esta temporada, y entre los 57 criadores actuales, se espera que se alcancen los 2.000 capones, una cifra similar a la de estos últimos años. De ellos, no todos llegarán a la feria del 20 de diciembre, ya que gran parte de las aves se venden antes.

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