Dos décadas de formación musical

Momentos del acto que se desarrolló ayer en la iglesia del colegio del Cardenal para celebrar el vigésimo aniversario del conservatorio Adagio (Foto: G. Dacal)
photo_camera Momentos del acto que se desarrolló ayer en la iglesia del colegio del Cardenal para celebrar el vigésimo aniversario del conservatorio Adagio (Foto: G. Dacal)

El conservatorio Adagio de Monforte celebró ayer sus veinte años de vida. Lo hizo con un concierto en la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua del colegio del Cardenal ante un numeroso público, no faltando a la cita uno de los mejores amigos del director del centro, Manuel Randulfe, en concreto el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Y es que ambos compartieron niñez y juegos por las laderas de los ríos Miño y Sil allí donde se unen, entre dos provincias y cuatro municipios, en la localidad de Os Peares.

Adagio es un centro musical privado homologado por la Xunta de Galicia desde su constitución que ha formado musicalmente a numerosos monfortinos cuando en la ciudad se carecía de escuelas de este tipo. A pesar de la apertura de un conservatorio de carácter municipal, el centro que dirige Manuel Randulfe sigue contando con un numeroso grupo de educandos, en torno a ochenta, interesados en aprender piano, acordeón y gaita, pero también guitarra española y guitarra eléctrica. Otro importante cupo de alumnos son los de entre cinco y siete años, que reciben una formación musical básica.

A juicio de Randolfe, que jóvenes de tan corta edad se pongan en contacto con la música les aporta «un gran autocontrol, seguridad y equilibrio. Además, cuando empiezan a tocar en público es algo que les ayuda a desinhibirse», subrayó.

El éxito del proyecto iniciado hace dos década por este vecino de Os Peares en Monforte ha contado con el suficiente respaldo del vecindario de la comarca de Lemos que llevó a Manuel Randulfe a buscar y conseguir los permisos para impartir clases de grado profesional, algo que consiguió hace nueve años, cuando para ello se tuvo que desplazar de un entresuelo que ocupaba en un edificio de la Rúa Ourense, cerca de la casa consistorial, a unas aulas del colegio de los Escolapios.

Todo ello, según el responsable de Adagio, «se consiguió por el apoyo de la sociedad monfortina, pues muchos entendieron hace muchos años las posibilidades que ofrece disponer de una formación musical de calidad. Sin ellos hubiese resultado imposible llegar al día de hoy, por lo que les doy las gracias a todos».

Aunque él no lo diga, han sido muchos los padres de sus alumnos los que se muestran agradecidos por su buen hacer. En la tarde de ayer, poco antes de que se iniciase el concierto homenaje, se podían oír entre los corrillos que formaba el público asistente los valores que tanto Randulfe como la formación musical habían inculcado en sus hijos, o la estupenda formación académica recibida para conseguir haberse labrado un futuro.

La modestia acompaña a Manuel Randulfe, que le quiso quitar hierro a tales comentarios diciendo que intenta que los chavales «compatibilicen sus estudios académicos con los musicales, no que dejen una cosa por la otra».

Lo que si reconoció es que de sus aulas han salidos muy buenos músicos y que en la actualidad cuenta con «dos promesas, que realizan el cuarto curso de grado profesional. Se trata de dos pianistas, aunque uno de ello es también muy bueno en guitarra española y guitarra eléctrica, si bien tengo que decir que promesas lo son todos los que siguen en el conservatorio sin estar obligados».

Declaraciones de unos y otros aparte, todos los que ayer llenaron la iglesia del colegio del Cardenal, como directores de diferentes conservatorios de Galicia o la artista Rosa Cedrón, disfrutaron de un magnífico concierto a cargo de Randulfe y de un quinteto formado por Vadzim Kukhnevich (acordeón), Oleg Dzhevelo (clarinete), Yury Sidar (bajo), Oles Sacchuk (viola) y Antonio Seoane Vázquez (percusión).

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