Domingo Goás: ''Si no evoluciona el mercado del capón acabará extinguido''


Domingo Goás, que creó la cofradía del capón de Vilalba para dar a conocer uno de los productos más representativos de su tierra natal en un intento de ponerlo en valor, reclama la denominación de origen y más apoyo institucional para su comercialización.


DOMINGO GOÁS lleva 58 años lejos de su Vilalba natal. Sin embargo, no por eso desconectado de sus raíces. Abogado en Madrid, hace seis años decidió crear la cofradía del capón de Vilalba, «una asociación con todas las de la ley» que nace para promocionar el capón de Vilalba y darlo a conocer fuera de sus fronteras.

¿Cómo surge la cofradía del capón de Vilalba?
Surgió en el despacho, dándole vueltas a la idea de movilizar y poner en valor los productos de Vilalba. Los quesos ya eran conocidos, la chacinería tiene su fama... y nos decidimos por el capón, que está más olvidado. El Ayuntamiento le regala alguno todos los años a Rouco, a Fraga, a algunos amigos... pero la promoción es pequeña. Ése es el objetivo de la cofradía, promocionar el capón de Vilalba y darle publicidad. Y a partir de ahí me puse en contacto con restaurantes y hoteles.

Su principal actividad es organizar degustaciones, ¿cómo se hacen?
Compramos los capones en la feria de Vilalba y los mandamos a los lugares donde se van a degustar. Las degustaciones son de una media de 20 personas y se realizan en Galicia y en Madrid. No se hace política. Es todo gastronómico y participa gente de diversos campos: políticos, periodistas, gente de empresa... 

De esas comidas, salieron los cofrades de honra. ¿A quién destacaría?

Hay varios cada año y para ser cofrades tienen que venir a las degustaciones más de un año. Algunos nombres: Fraga, Rouco Varela, el ex presidente de la Casa de Galicia, Alfonso Sobrado Palomares; Enrique Santín, Sabino Fernández Campo, Paco Rivera... 

¿Cuántos capones compran cada año?
Hemos comprado hasta 70, pero ahora algo menos. Este año compraremos 40 o 50. Lo financiamos todo nosotros y nuestro peculio. No tenemos ningún tipo de subvención, pero tampoco la queremos, porque te mediatizan.

En estos años, ¿cumplieron objetivos en la promoción del capón?

No. Es un gran drama. La mayoría de la gente come el capón, se va encantada y se olvida del tema. Además, fuera de aquí, el capón de Cascajares, que es un timo, hace mucha competencia porque hay muchos intereses creados. Este año seleccionaremos mucho más a la gente que participe en las degustaciones, para que gente que no lo conoce venga a conocerlo. Porque se toma como un producto más, pero el capón de Vilalba es distinto.

¿En qué? ¿Cómo se lo definiría a alguien que no lo conoce?

Es un pollo de diez u once meses, castrado, alimentado con productos naturales y de un peso de entre cuatro y cinco kilos que hay que cocinar con mucho cariño y mucha imaginación. El capón de Vilalba es diferente por su manufactura, la ceba, la castración... pero es completamente distinto según el cocinero que lo trabaje.

¿Destacaría a alguno?
Pepe Solla, de Casa Solla; Jorge García, del lucense Mesón de Alberto; Tito Fernández, del Finisterre de A Coruña, y en Madrid, el horno de Casa Pedro.

Una reclamación para el capón de Vilalba es conseguir la denominación de origen, ¿cree que sería un respaldo importante?
Sería un apoyo importantísimo, fundamental. Serviría para darle más imagen de cara al exterior al capón y sería un respaldo para los productores, que ellos sí necesitan ayudas. Hay sobre 40 actualmente y no existen granjas de capones señalizadas. No hay ningún cartel de cara a fuera para darlos a conocer y para que la gente venga a visitarlos.

Uno de los problemas actuales es que la media de edad del os criadores es alta y falta relevo generacional. ¿Ve futuro para el capón vilalbés?
Yo no tengo futuro y no puedo visionarlo, pero me da la sensación de que si no evoluciona en sentido agresivo, en el buen sentido de la palabra, acabará extinguiéndose. Necesita más publicidad, márketing, apoyos... Y una cosa que me indigna es que desde el Concello se le dé publicidad al capón de cuatro kilos como capón de Vilalba. Se está apoyando a un pollo que no es el capón de Navidad, un caponcito que pese a estar castrado es distinto y eso crea competencia y hace que la gente se confunda y no distinga el producto.

¿Pero el capón de Navidad podría comercializarse todo el año?
No sería posible, porque un pollo de diez u once meses va de año en año. Sólo cabe una hornada al año. No es negocio, pero es lo que lo distingue. No estoy en contra de que esos criadores tengan otro medio de vida el resto del año, pero que no se identifique lo que no es con el capón de Vilalba. Para la comercialización yo haría una analogía. El queso de San Simón tiene un éxito extraordinario. ¿Por qué? Porque ha conseguido la denominación de origen, se ha hecho publicidad, se han preocupado de moverse. En el capón no sucede eso. Creo mucho en la libertad de mercado y creo que si no evoluciona el mercado se hunde el producto. No hay la diligencia debida para fomentar este producto, que es excepcional.

El día 19 se celebrará la feria dedicada al capón. ¿Qué le parece el cambio de fecha para que coincida en domingo y que se celebre en la Praza da Constitución y no en los bajos como antes?
Vengo casi siempre a la feria. Y creo que los cambios son buenos. Probablemente acuda más gente un domingo que un día laborable y todo lo que sea darle más impulso a la feria me parece tremendamente positivo.

Dejando a una lado el capón, intervino profesionalmente en unos 200 planes de ordenación urbana en España y en el extranjero. ¿Qué opina del urbanismo de Vilalba?
Prefiero no opinar sobre eso, la verdad.

Trabaja en un despacho de abogados en Madrid y fue el primer abogado que intervino en Estrasburgo ante la Comisión Europea de Derechos Humanos.
Siempre fui un rebelde, antisistema, no de este Gobierno sino de todos, y un defensor acérrimo de la libertad, la individual y la colectiva. Fui a Estrasburgo cuando España aún no había suscrito el tratado de Roma y los españoles no podían ir, pero los abogados sí, y me reclamaron para recurrir un asusnto de negocios contra el Gobierno de Suiza. 


EN CORTO
''Me gustaría llevar degustaciones a Europa, primero al Vaticano y a Suiza''

¿Qué es para usted Vilalba?
Vilalba ha sido y es mi pueblo y yo a mi pueblo le estoy muy agradecido. Le han dedicado una calle a mi padre, el único civil condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Beneficencia por su actuación en la gran gripe del 18. Además, aquí tengo grandísimos amigos.

¿Con que frecuencia regresa?
Cuando puedo vengo unos días. Procuro venir por San Ramón, la feria del capón, en Carnaval, Semana Santa...

¿Un rincón de Vilalba?
Muchos. Era un paseante de Corvite, me gusta mucho el paseo del Muíño do Rañego a la Madalena, tengo recuerdos de verbenas, me gusta la zona de Guadalupe...

Fue pregonero de San Ramón en el 89 y Lucense del año en 2007, ¿cómo recuerda estas fechas?
Con gran cariño, afecto y un agradecimineto enorme porque todo aquello fue inmerecido. Además, en San Ramón tenía un gran hándicap, porque en el 87 fue pregonero Fraga y en el 88 Rouco (risas). El listón estaba alto...

Para un gran degustador del capón, ¿con que receta se queda?
Las que hace Tito Fernández, en el Finisterre de A Coruña. Hace un menú con entrantes y tres platos y lo único que no lleva capón es el postre y el vino.

¿Un lugar al que todavía no llegó y le gustaría llevar el capón?
Que llegase a toda Europa, primero al Vaticano y a Suiza..

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