''Dolores me dijo que había que darle la paliza ya para ver si se calmaban las cosas''

Uno de los acusados de la muerte de un conductor en Verín en septiembre de 2011 ha asegurado que los cuatro que están sentados en el banquillo, su exnovia, la esposa del fallecido, él mismo y un sicario, se pusieron de acuerdo para "darle una paliza" a la víctima, Fernando Pousa, con el objeto de "ver si se calmaban las cosas" entre el propio chófer y su esposa, entonces en trámites de separación.

En su declaración, el ex novio de la hija del conductor, Alberto V. explicó que en un primer momento no estuvo de acuerdo pero que finalmente accedió a ello, a petición de la esposa del hombre, con el fin de buscar una solución a la mala relación que había entre ellos.

En todo momento, situó a la mujer del conductor como la que propuso el plan, "el escarmiento", aunque negó que hubiesen hablado de matarlo.

La primera jornada de juicio, que acoge la Audiencia Provincial de Ourense y que continuará esta tarde y mañana, evidenció declaraciones opuestas entre los acusados, hasta el punto de inculparse unos a otros.

Los dos primeros en declarar fueron el ex novio y el sicario portugués. Por la tarde continuará con la declaración madre e hija, además de los testigos.

Las dificultades para seleccionar el jurado, que había sido convocado a las 9:30 horas, provocó que el juicio se retrasase hasta las 11:00 horas, prolongándose hasta casi las 15:00.

El primero en declarar, el ex novio de la hija atribuyó a la esposa del conductor "la idea" de contratar a un sicario aunque negó que en algún momento alguno de ellos hubiese ideado su muerte.

"Dolores me dijo que había que darle la paliza ya para ver si se calmaban las cosas", declaró.

Por el contrario, el sicario portugués, contratado por el exnovio, afirmó sin embargo que "me encargaron un asesinato", para lo cual recordó que el día de los hechos, el exnovio fue a buscarle a Chaves y lo dejó en la nave, a la que estaba previsto que acudiese el chófer.

El fiscal considera que los hechos constituyen un asesinato con "ensañamiento y alevosía" y considera a Ilidio M. "autor material" y a Dolores A.A., exesposa de la víctima; María Ángeles P., hija; Alberto V.L., entonces novio de esta última, inductores y cooperadores necesarios.

Por ello, ha ratificado la solicitud de penas de prisión de 22 años y seis meses para el autor de los hechos, 20 años para exesposa e hija por agravante de parentesco y 17 años para el novio de ella, con imposibilidad de residir en Verín.

Las acusaciones que ejercen un hermano del conductor asesinado y dos nietos, elevan las penas, por su parte, a 25 años para el autor material, 20 años para Dolores y María Ángeles y 17 años y medio para Alberto V., además de indemnizaciones de 120.000 euros para cada nieto, prohibición de residencia en Verín durante 30 años y de acercarse a los denunciantes.

Los hechos ocurrieron el 12 de septiembre de 2011 cuando el conductor apareció muerto en una nave, debajo de uno de los autobuses que conducía, con indicios de haber sido degollado.

Fuentes de la investigación terminaron por apuntar a la hipótesis de que la mujer, junto con su hija y el compañero sentimental de esta última, podrían haber planeado el asesinato, a raíz de la mala relación existente entre ellos.

En el juicio, las acusaciones particulares aludieron al "móvil sentimental", por el que la mujer no habría accedido a formalizar el reparto de bienes ni a separarse de él, en referencia a una frase en la que dijo "Bernardino o para mí o para nadie".

Según una de las acusaciones, ante la intención del conductor de divorciarse se habló de la posibilidad de "hacerle desaparecer" para lo cual Alberto contactó con un sicario, hecho reconocido por él, en el día de hoy.

El acusado se encargó de recoger al sicario y volver a llevarlo a su casa tras varios intentos fallidos de asesinato, previos al definitivo, según el relato de la acusación.

Al regreso de un viaje, el sicario, que estaría contratado por 5.000 euros, le esperó en la cochera de Queizás donde lo habría degollado y golpeado con una barra de hierro para rematarle.

Después habría sido conducido por Alberto V. hasta una cafetería para cobrar lo pactado.

Frente a estas acusaciones, el sicario aseguró que sólo llegó a propinarle "dos golpes con una barra en la cabeza" porque Pousa "se abalanzó hacia mí".

Además, afirmó que cuando abandonó el lugar "todavía respiraba", por lo que ante las preguntas de la acusación, manifestó que su única hipótesis de lo que pasó después "es que fuera Alberto".

En cuanto al resto de las defensas, el abogado de la esposa negó cualquier tipo de "participación en la trama de asesinato".

"Desconocía el trabajo", aseguró el letrado, quien recordó que el día de los hechos "ella estaba tan tranquila en su casa cuando la llamaron para decirle lo que había pasado".

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