Doce heridas para una muerte lenta

Los forenses describen el brutal ataque a Tatiana Vázquez, que falleció desangrada

Asesinato de Tatiana Vázquez. SEBAS SENANDE
photo_camera Asesinato de Tatiana Vázquez. SEBAS SENANDE

La última jornada de la vista por el asesinato de Tatiana Vázquez tampoco estuvo exenta de dureza. Sirvió para escuchar el testimonio de los peritos y forenses, entre ellos los dos que realizaron la autopsia a chica, cuya descripción de las terribles heridas no dejó de impresionar pese a la profesionalidad y delicadeza con la que testificaron.

El cadáver de la joven, que apareció en su coche aparcado en una deshabitada calle de Sanfiz, presentaba 54 heridas "incisas", explicaron los forenses, en la cara, el cuello, el abdomen, el tronco y las manos. La mayoría fueron, sin embargo, de escasa profundidad. Pero hubo doce que penetraron. Una le llegó a la pleura del pulmón derecho y se lo colapsó inmediatamente con un neumotórax. Otra le afectó al intestino en dos puntos. La vena ilíaca presentaba dos pequeñas secciones.

"Pero estoy seguro", dijo el forense, "que todas esas heridas las hubiera podido superar, era una chica joven. Sin la herida en el bazo, Tatiana estaría viva", Se refería de este modo a la puñalada que le entró hasta tres centímetros en el bazo, y que sería la que le causaría la muerte.

Fue una muerte producto de "una hemorragia lenta y continua". No paró de sangrar hasta que en su abdomen se acumuló más de litro y medio de sangre. Tuvo que sufrir mucho cuando fue apuñalada, certificó el médico, "pero no creo que su muerte fuera muy dolorosa. Cuando te desangras, la presión sanguínea baja, llega la somnolencia, el atontamiento, la modorra". Tatiana quedó así, encogida sobre sí misma, hasta que no aguantó más.

No pudieron precisar, sin embargo, la hora de la muerte más allá de un arco de tres horas: entre las 4.50 y las 7.50 de aquel 6 de abril de 2016.

Antes, otra forense, que realizó un examen a Ibrahima cuando fue detenido, explicó lo mucho que le llamó al atención "la actitud pasiva" que demostraba: "No estaba afectado por la situación, no mostraba ningún síntoma de estar afectado".

Una respuesta emocional que ha sido muy destacada durante el juicio por la acusaciones y señalada como uno de los principales indicios contra el acusado, a falta de pruebas físicas de entidad. Esta ausencia se volvió a poner de manifiesto con la declaración de las dos técnicas del Grupo de ADN y Biología de la Policía Nacional, donde se analizaron todas las muestras orgánicas que se recogieron.

SANGRE. Las prendas del acusado que fueron examinadas no contenían resto alguno de sangre, como tampoco un cuchillo recogido en su pensión o las muestras de su habitación, que resultaron ser falsos positivos.

Solo en una pequeña toalla encontrada en la habitación que compartía con Tatiana aparecieron restos biológicos mezclados de ambos, aunque no se pudo descartar que generaran, como el acusado asegura, cuando él se limpió tras mantener relaciones sexuales con ella mientras tenía la regla.

Los restos biológicos recogidos del cadáver de la chica tampoco aportaron nada, como las tres colillas recogidas junto al coche donde se encontró el cadáver: el ADN era de dos hombres aún desconocidos y de una mujer, cuyos datos se introdujeron en los registros de ADN sin resultado alguno.