Diseñan un sistema de drones y sensores para vigilar la viña y controlar el riego en la Ribeira Sacra

En el proyecto participan las bodegas Ponte da Boga y Lar de Ricobao, dos empresas de tecnología, la USC y el CSIC. Las mediciones se volcarán a una aplicación que permitirá al viticultor tomar decisiones sobre las tareas en la parcela
Presentación de la investigación en Ponte da Boga
photo_camera Presentación de la investigación en Ponte da Boga

Varias firmas de la Ribeira Sacra tienen en marcha un proyecto de investigación denominado EcoVine, que a través de diversos avances tecnológicos, como un dron, una cámara multiespectral y una red de sensores, permitirán vigilar el viñedo y recoger una serie de datos en la parcela que se volcarán en una aplicación con la que el viticultor podrá decidir cuestiones como las fechas idóneas de vendimia, el nivel de estrés hídrico de las cepas o la necesidad de nutrientes, en base a parámetros y valores objetivos.

El trabajo está impulsado por las bodegas Ponte da Boga y Lar de Ricobao y las empresas Elmantec y Teican Medioambiental, con el apoyo de un grupo de investigación de la USC (Universidade de Santiago de Compostela) y del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

Las investigaciones arrancaron a primeros de 2016 y el objetivo es que el programa esté listo en 2018, pero en un par de meses se harán vuelos con dron sobre los viñedos de Ponte da Boga y Lar de Ricobao para tomar los primeros datos.

Los detalles básicos del proyecto se dieron a conocer este martes en la sede de la bodega Ponte da Boga ante representantes de todas las empresas implicadas, de la USC, y del CSIC.

Rubén Pérez Añón, director técnico de Ponte da Boga, explicó que lo que se pretende es dar al viticultor una herramienta que le ayude a tomar decisiones en base a datos objetivos y así optimizar sus recursos. Añadió que en las denominaciones de origen gallegas, y especialmente en la Ribeira Sacra, el control del viñedo es especialmente complicado y el comportamiento de las cepas dentro de una misma parcela es totalmente diferente.

"Polo momento, o viticultor ten que tomar un pouco as decisións por intuición ou pola súa experiencia previa. Pode chamar a unha cuadrilla de 20 personas para vendimar, pero resulta que chega ao terreo e parte das cepas están listas e a outra parte non, polo que está desperdiciando recursos. O que pretendemos e que poida saber exactamento o momento óptimo para recoller as uvas de cada cepa e planificarse en función diso", comentó Pérez Añón.

Pero la plataforma a la que tendrá acceso el viticultor facilitará datos más allá de la vendimia. A través de un sistema de sensores instalados en las parcelas, se monitorizará todo el trabajo de campo y será fácil saber qué cepas tienen necesidad o exceso de agua y nutrientes y corregir esos factores con un sistema de fertirrigación sostenible.

Javier Cancela, del grupo de investigación Proepla de la USC implicado en EcoVine, fue el encargado de presentar este martes las cuestiones más técnicas del trabajo. Detalló que la investigación avanza en tres bloques. Durante el 2016, los trabajos se centraron en zonificar el viñedo en función de las características del área.

También se trabajó en el desarrollo de una cámara multiespectral pensada para tomar imágenes de las parcelas. Esta cámara tiene varios juegos de filtros que permitirán captar imágenes y segmentar la coloración. Esa información se traducirá en mapas desde los que el viticultor podrá interpretar los niveles de maduración o estrés hídrico.

Durante este año, se seguirá trabajando en el desarrollo de la tecnología y se implantará el sistema de fertirrigación en ocho hectáreas de viñedos de Lar de Ricobao y Ponte da Boga. También en este ejercicio se harán los primeros vuelos con dron y toma de datos y el objetivo es que en 2018 se pueda desarrollar la plataforma para los viticultores.

PREVISIONES. El proyecto de investigación tiene un presupuesto de un millón de euros y opta a una ayuda de plan Conecta Peme 2016, que ronda los 750.000 euros. Los trabajos experimentales hasta 2018 se harán en ocho hectáreas de viñedo godello y mencía, la previsión es dar cobertura en 2020 a unas mil hectáreas y, en 2024, a unas 36.000. El desarrollo de la investigación ya permitió crear tres nuevos puestos de trabajo en las cuatro empresas implicadas, además de firmar contratos con la USC y el CSIC.

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