EN POLÍTICA, el pasado tiene mucho peligro; y la memoria, también. Son dos conceptos que suelen ir unidos: si nadie recuerda el pasado, éste no vale de nada. Y esta semana hemos visto la especial importancia que pueden tener los tiempos pretéritos, y lo que llegan a mover en los presentes, aunque el refrán («agua pasada no mueve molino») diga lo contrario. Era muy divertido ver la prensa de tirada nacional el pasado domingo, con exclusivas tan recientes como las fotos de Núñez Feijóo o la herencia de don Juan de Borbón.
Pero lo cierto es que llevamos mucho tiempo mirando hacia el pasado, aunque quizás no tan atrás (1995 en un caso, 1993 en el otro). Porque, realmente, todos los temas judiciales que han puesto de moda Lugo y en peligro la ‘marca España’ (concepto chorra) vienen del pasado. Por ejemplo, los famosos papeles de Bárcenas arrancan de 1990; los correos de Diego Torres del caso Nóos son de comienzos de este siglo, contemporáneos de los de la Pokemon, Manga, Campeón, Rei y otros casos lucenses. Por ejemplo, una de las noticias más visitadas de nuestra web en los últimos días fue la aduladora carta de Jorge Dorribo a José Blanco de abril de 2010.
La misiva es uno de esos documentos ‘desenterrados’, como la herencia del Rey o los viajes de Feijóo con Dorado. Sería un ejercicio interesante saber cuántos documentos ‘ocultos’ de posible interés puede haber por el mundo adelante o, sin ir tan lejos, en el mismo Lugo.
Se puede hacer una primera estimación a partir de los cadáveres políticos: hay unos cuantos y puede que guarden documentos para vengarse. Pensemos, por ejemplo, en los que han dejado por el camino los alcaldes de las dos principales ciudades, el lucense José López Orozco y el monfortino Severino Rodríguez. El socialista se impuso en unas primarias a un José Luis Díaz que ahora parece desaparecido; el nacionalista dio casi un golpe de estado para relevar a Xosé Lois Sotelo.
En el PP también ha habido unos cuantos cadáveres; por ahora el cainismo se ha ido encauzando a través de internet. Así, en nuestra web hubo una época en que Barreiro y Balseiro, máximos responsables del partido en Lugo, recibían numerosas críticas, que se notaba que procedían de sus propias filas. Ahora, ese ‘fuego amigo’ ha ido decayendo.
Los documentos del pasado se han llevado por delante (al menos por ahora) la carrera de un político del que se decía que tenía mucho futuro, José Blanco. Hay otro lucense «con futuro», José Ramón Gómez Besteiro. ¿Habrá fotos o documentos comprometedores sobre el presidente de la Diputación de Lugo? Pues... las malas lenguas dicen que sí, aunque no aclaran qué: ¿Una carta? ¿Una foto? No se sabe si es una simple amenaza, si realmente hay algo, ni si lo que hay vale la pena o no.
Está claro que lo mejor es, como más o menos suelen recomendar los psicoterapeutas, tener buenas relaciones con el pasado y, sobre todo, confiar en no tropezarse con alguien con síndrome de Diógenes: cualquiera sabe qué papel comprometedor puede estar guardado en el cajón más inesperado.
Útil para gamberros pero no para autoridades
El tren para desguace de la foto, que fue incendiado por un grupo de gamberros en la estación de Monforte, es casi un símbolo de la situación del ferrocarril en la provincia. Y es que parece que a los vándalos sí que les vale, pero las autoridades, en cambio, aparenta como si estuvieran empeñadas en mantenerlo en vía muerta. También cabe otra reflexión, esta vez sobre los que parece que no saben divertirse sin destruir cosas, sea pintarrajeándolas (quizás lo menos malo) o ya quemándolas. (Foto: TOÑO PARGA)
PINCELADAS
Inundación. El encauzamiento del río en Sarria es otra de esas obras que se anuncia mil veces y que tardan años en iniciarse. En la provincia de Lugo constituye una situación demasiado habitual.
Peatones. El PP de Lugo hace una propuesta, peatonalizar todo el centro de la capital, que alguna vez ha hecho el BNG.
Cierre. Una pena lo de Cemar, que es la típica tienda de cada día.
Dinero. La bronca PP-PSOE por las cuentas locales de Lugo se parece a la que tienen ambos por las nacionales.
Outro exemplo de que hai xente complicada, que confunde a simple afección á malacoloxía (coleccionar caracois) co nobre oficio de roubar. E non é tan difícil: un ten pinta de erudito e o outro, non, aínda que ultimamente os ladróns que saen nos xornais van demasiado ben vestidos. Por iso os donos confundiron o home cun ladrón, porque non levaba abrigo nin garavata nin agochaba montes e moreas de cartos. Hai que empezar a coidar a imaxe. Logo habería que estudar se non hai xa un delito en coller os bichos, porque... de quen son os caracois? Teñen propietario? E como se sabe que son de fiar, que proceden das mellores familias, que están saniños?
