La ciudad de Dilijan, 'las bellas palabras'

"En Dilijan se paró a descansar Pushkin cuando regresaba con el cadáver de su amigo Griboiedov desde Persia, donde era embajador de Rusia y lo habían asaltado las hordas por dar cobijo a un armenio perseguido"

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DILIJAN ES UNA ciudad en las montañas de Armenia por la que pasaron muchos escritores y quedaron encantados. Los zares o Stalin mandaban al Cáucaso a los escritores castigados para aislarlos de todo y resultó que allí encontraban nuevos entusiasmos y fuentes de inspiración. Pushkin pasó por allí de camino a Turquía cuando ya había terminado Eugenio Onieguin y una placa lo recuerda en una pared. Ossip Mandelstam la consideró una de las ciudades más deliciosas en su vida. Vassili Grossman le llamó "la dulce Dilijan". Por allí pasó Vita Sackville West, la novia de Virginia Woolf, y lo contó en el libro Pasajera en Teherán. En los alrededores, en mitad de los bosques, había en época soviética una Casa de los Músicos, donde trabajaron Prokofiev y Shostakovich, y una Casa de los Cineastas. Griboiedov, autor de El mal de la razón, pasó por allí muerto en una carreta tirada por bueyes después de que las turbas lo mataran en Teherán en el asalto a la embajada rusa. Dilijan significa 'las bellas palabras' y parece un refugio para la literatura.

Estábamos con Ghazar en su despacho del Museo de Dilijan, y había una rusa que hablaba inglés , él solo hablaba francés, estaban asombrados de nuestro recorrido, y yo les hablé de Kalatazov, de Parajanov, de Tarkovski, y les sorprendía que supiera tanto sobre directores soviéticos, y también hablamos de cuadros, de países y de proyectos. El primer día nos había enseñado él mismo todo el museo, comentando las distintas épocas de pintura soviética que había allí, destacando a los pintores armenios, entre ellos sobresalía el más famoso de todos, Martiros Sarian con sus colores claros y expresionistas, sus fiestas de color, también había un cuadro de Aibazovski, un armenio con nombre rusificado, pintor romántico de tormentas y de barcos en alta mar en la noche. Pero lo más sorprendente del museo era el cuadro de Correggio San Miguel, ¿por qué caminos novelescos aquel cuadro habría llegado allí?

La ciudad estaba desperdigaba entre las montañas, la calle Kalinin por la que se entraba, la única con un aspecto algo urbano, cruzaba el río y se convertía en calle Myasnikian y serpenteaba por la montaña y cambiaba de rumbo y al final de ella estaban los edificios oficiales, el ayuntamiento, la policía, correos, y esta gran ruta se cortaba con otra paralela al río que por un lado iba hacia el lago Sevan y por el otro se dirigía hacia Ijevan cerca de Azerbaijan, y solo tenía casas de vez en cuando, pero por tramos conservaba una balaustrada de piedra que ponía la cultura en mitad de los montes, recordaba lo humano y lo doméstico en mitad de la espesura, y las casas se escondían detrás de los árboles en mitad de bosquecillos o en las pendientes que bajaban hacia el río, era una mezcla de ciudad y naturaleza, de silencio y de habitación, que le daba mucho encanto. Pero la calle más hermosa era Myasniki, la que subía desde el río, junto al cual estaba la estación de autobuses, más arriba empezaba la balaustrada que humanizaba aquello y luego había una fuente monumental, y luego venía una escalinata teatral que salvaba desniveles con descansillos oscuros y faroles y retiros románticos y llegaba a una parada del autobús con un tejadillo gótico de madera, allí estaba aquel panel de madera donde el viajero Jean Chardin que pasó por allí en el siglo XVII explicaba que Dilijan significaba ‘las bellas palabras’, y así íbamos nosotros detrás de las palabras de los libros, y Giorgio Pohlavauni en el siglo XI decía: "Si Dios quisiera visitar un día Armenia yo lo acompañaría hasta Dilijan; a diferencia de otros lugares pintorescos del mundo uno no piensa jamás en la muerte en Dilijan".

En Dilijan se paró a descansar Pushkin cuando regresaba con el cadáver de su amigo Griboiedov desde Persia, donde era embajador de Rusia y lo habían asaltado las hordas por dar cobijo a un armenio perseguido, y aquello fue como una peregrinación a través del Cáucaso imposible, debería hacer una película con eso Werner Herzog, es de esos proyectos que le cuadran. Yo leí esa historia en alguna parte, pero lo que ocurrió es que Pushkin iba a visitar a sus amigos desterrados en el Cáucaso, y se encontró con el carro que llevaba desde Teherán los restos de Griboiedov hasta Tiflis, lo cuenta Pushkin en Viaje a Erzurum, dice que se paró a pensar en su amistad malograda con Griboiedov, que su vida fue una melancolía premonitoria, y que tuvo una muerte bella porque murió luchando por la libertad. Y había una placa sobre Pushkin que yo había visto en fotos pero no tenía ni idea de dónde estaba, y era difícil buscar algo en aquella ciudad deshecha en secretos por los montes, que reservaba sorpresas inagotables en las espesuras, pero durante toda nuestra estancia pensamos dónde estaría, te dije que te fijaras, que estuviéramos atentos, pero nos fuimos de allí sin descubrirla. Y Dilijan era eso: un estado de alma, una sustancia espiritual, una salida de la brutalidad y el agobio, un abrazarse con la montaña, por eso Vassili Grossman decía que había angustias a veces para las que ni siquiera servía de freno "la dulce ciudad de Dilijan".

Pero lo más alucinante de Dilijan eran los alrededores. Gazar nos llevó en su coche al monasterio de Goshavank, era del siglo VI o algo así, la cultura armenia floreció antes de nuestra Edad Media e influyó en el románico europeo a través de los cruzados, un monje llamado Gosh erigió en mitad de los montes un monasterio y una especie de universidad, un centro cultural con miles de libros donde estudiaban cientos de personas, hasta que llegaron los mongoles a arrasarlo todo, los armenios siempre amaron los libros y por eso inventaron un alfabeto, había un templo sencillo pero imponente de planta cuadrada, con grandes piedras oscuras, dentro había paredes severas y un altar sin adornos, de hecho preguntó una italiana asombrada: ¿En suma, dónde está la decoración?, quedaban los restos del gran edificio de la universidad y trozos de una torre, todo aquello tenía un perfil impresionante desde lejos en una colina delante de la montaña, en otra colina en otra iglesia estaba la tumba de Gosh.

Ossip Mandelstam cuenta su estancia en su Viaje a Armenia y era un buen sitio para olvidarse de Stalin. Dilijan significa 'las bellas palabras' y es un lugar de inspiración y de calma apasionada.

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