Diez rescates en Barreiros ilustran la intensa jornada de ayer en las playas

Las elevadas temperaturas que ayer se registraron en la Costa —rozando los 30 grados con vientos del sur y del suroeste que incrementaban la sensación de bochorno— atrajeron a un gran número de bañistas a las playas. Los diez rescates que ayer efectuaron los socorristas de Barreiros reflejan la afluencia que hubo y la peligrosidad de las corrientes.

Los 20 socorristas barreirenses y las dos enfermeras de sus arenales actuaron desde primera hora de la tarde, desde el primer rescate de un señor al que arrastraba la corriente en Oliñas . En la zona de baño de Coto se registraron otros cinco, uno de los más destacados fue el de una madre y su hijo veinteañero. También en este arenal, la tabla de surf con la que se bañaba una niña hizo un efecto vela que la arrastró mar adentro. Los efectivos de salvamento tuvieron que rescatarla a ella y a otras dos personas que intentaron salvarla. En este caso hicieron falta las dos zódiac. Algo similar —una niña surfista a la que quiso salvar un familiar— ocurrió en un operativo en la playa de Gaivota .

En Lóngara salvaron a un turista alemán que se adentró con una tabla. La experiencia del socorrista del arenal le hizo sospechar que tal vez el joven no tuviese demasiada experiencia en surf, por eso solicitó que se aproximase la lancha lo que facilitó que poco después, cuando en efecto tuvieron que ir en su busca, lo hiciesen muy rápido. En la misma playa, la corriente arrastró a una treintañera que practicaba surf, a la que el mar llevaba al arenal próximo de Fontela-Valea donde ondeó la bandera roja, al igual que en Altar y que en parte de Coto.

En Foz , los socorristas prefirieron por precaución trasladar al Hospital da Costa a una bañista coruñesa de 26 años a la que una sombrilla golpeó en un oído.

Un grupo de niños, de entre 8 y 12 años de edad, se alejó de la orilla en la playa de Abrela , en O Vicedo, a bordo de una embarcación hinchable. Terminaron junto a las rocas, a unos 100 metros, de donde los rescataron sus padres.

El viento reinante favoreció el alejamiento de la lancha, a la que no pudo asistir el socorrista que vigila el arenal, porque se había lastimado en un pie por lo que tuvo que acudir al centro de salud.