Día de poesía y vino

Las bodegas de la Ribeira Sacra son más que santuarios donde los caldos se redondean a la espera de alcanzar su punto álgido y ser degustados por propios y extraños, quienes dejan de serlo una vez atravesada la puerta de entrada de cualquier lagar. En prácticamente todos los de la denominación se congregan de vez en cuando avezados catadores con iniciados en el mundo del vino. Entre todos llegan a un entendimiento final con más de una parrafada, un canto popular, un refrán inédito y más de una poesía enlazada con las rimas más afinadas o simplemente tal cual surge del pensamiento y salta a la boca gracias al vino.

Los especialistas de refinadas y alta copas aconsejan el mayor silencio en toda bodega que se precie, si bien hay espacios diferenciados donde dar rienda suelta al patrimonio oral en comunión con el reposo vinícola. Los chantadinos lo tienen claro y por eso sus bodegas son auténticos templos de la tradición oral, cunas de grandes sabores y saberes donde hay negocio y más ocio.

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