Después de las 20.01


¿SE HAN planteado qué ganará Lugo con el resultado de las elecciones de hoy? ¿Cambiarán las cosas según quien gane? No sé si me tienta más el no o el sí como respuesta a esta pregunta. Está claro que la mejor contestación es a la gallega: depende.

Para empezar, es bastante probable que los proyectos de infraestructuras en marcha —muchos no pasan de estar en embrión— sufran un lógico y ligero retraso, gane quien gane, por aquello de los movimientos de personal que siempre suele haber al comienzo de una legislatura. Claro que, a lo mejor, a Galicia la puede salvar la cercanía de sus comicios autonómicos: al que se proclame ganador hoy le interesará tener algo que vender dentro de un año, durante la campaña gallega. Si gana Mariano Rajoy, también es lógico que su Gobierno revise las obras; todo equipo que llega tiene derecho a marcarse sus propias líneas de actuación, como reconocía el PP en el último pleno de la Diputación de Lugo.

Esto significa que en las autonómicas volveremos a escuchar promesas de plazos: que si el nuevo puente de Lugo estará para el dosmilnosecuantos, que si la ciudad tendrá alta velocidad ferroviaria para mediados de la próxima década... Dan ganas de hacer un pronóstico: si en las elecciones de 2004 se puso en marcha (más o menos) la obra de la A-8 y en las de 2008 se han iniciado los trámites de la A-54 y la A-56, es de suponer que para el 2012 se estarán empezando a licitar los tramos entre Palas y Arzúa de la autovía de Santiago, alguno de la de Monforte a Ponferrada y puede que algún trayecto de alta velocidad ferroviaria. Eso, siempre que la anunciada crisis económica no nos dé un revolcón y obligue al Gobierno a hacer recortes en cuestión de infraestructuras.

Claro que en las elecciones se juegan más cosas que las infraestructuras, aunque, eso sí, son lo que más vende de cara a cierto electorado. Los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno han anunciado una batería de medidas económicas y sociales que se supone que también nos beneficiarán a los que habitamos en estos parajes del Noroeste. Al menos un tercio de la población de Lugo (la que está en la tercera edad o en sus proximidades) está interesadísimo en saber cuándo se va a aplicar la Ley de Dependencia.

Pensando en esa ley, en aquel café de Redacción en Santiago con José Blanco (El Progreso, 24 de febrero), el candidato socialista dejaba entrever que el PSOE adoptará, si gobierna, medidas para impedir que alguna comunidad bloquee la aplicación de determinadas leyes. Se dirigía en concreto a las autonomías del PP.

El futuro de Blanco será una de las secuelas de las elecciones. Si gana, muchos ya lo ven como ministro. Si pierde, habrá que esperar acontecimientos. En los dos casos, se dice que dejará la secretaría de Organización.

Otro político que comparte inicial en el apellido, José Manuel Barreiro, también estará muy pendiente de las repercusiones. Blanco pronosticó en aquel café de Redacción que Barreiro va a dilapidar el capital político que le han dejado en el partido. Dicen las malas lenguas que algunos miembros del PP ya tienen la bayoneta lista, preparados para salir a degüello mañana mismo contra el actual equipo provincial popular si el resultado no es bueno. Y a lo mejor, esa guerra no tiene un vencedor claro hasta el año próximo... o hasta la anunciada refundación del comité local del PP en Lugo, que ése sí que será un proceso poselectoral para el que estaría bien ir sacando ya entradas para seguirlo en primera fila.

Pero mañana será otro día.


EXPROPIACIONES  ♦ La tierra, por lo que vale
Lugo se llevó la palma en el número de expedientes tramitados por el Xurado Galego de Expropiacións. Se podría pensar que la razón de esto es que alguna administración es cicatera en las valoraciones; la Diputación, por ejemplo, que sólo es superada por tres consellerías. Pero quizá la explicación esté en el carácter tan rural de esta provincia, en el apego que se les tiene a las tierras y en lo muy dividida que está la propiedad: si en otros sitios se paga a cinco personas por cien metros, aquí se paga a diez.

GUERRA  ♦ Memoria o reconciliación
El reportaje del domingo pasado sobre un naviego que luchó en La Guerra levantó algunas ampollas en internet. Han pasado 69 años desde el fin de nuestra contienda civil, pero el tema todavía genera pasiones. No sé si será necesario esperar cinco o seis generaciones más o si, más que una ley de memoria histórica, lo necesario sería una ley de reconciliación para este país tan cainita.

 

UNA PROVINCIA TAPIZADA DE AUTOVÍAS. Desde el viernes, ya podemos presumir en Lugo de tener dos autovías que se unen entre sí. Es el primer paso para construir esa gran malla de vías de alta velocidad que hará más fácil huir a los de dentro y llegar a los de fuera. Ahora sólo falta que pasen unos años y que alguien piense en prolongar la A-8 hasta Santiago por Curtis, como ya propuso más de un político. Aunque antes habrá que acabar los tramos que faltan de la A-8, una infraestructura demandada hace décadas, negada durante años y que ahora todos utilizan para pavonearse. (Foto: Varela)


 PINCELADAS
♦ PÍLDORAS. Es sorprendente que Lugo sea la que use más píldoras postcoitales. ¿Son especiales nuestros jóvenes?
♦ 99. Resulta fascinante que Lugo sea tan creativa que se pueda reunir en una exposición a 99 artistas.
♦ HUELGA. Hacía años que en la provincia no se veía una movilización como la de los empleados de Ingemarga.


O RECORTE  ♦ Cousa do demoEl Progreso, 5 de marzo de 2008, páxina 38
"O paro sobe en 666 persoas en Galicia"
(El Progreso, 5 de marzo de 2008, pàxina 38)
Isto é a confirmación de que o paro é cousa do demo. Mesmo as cifras oficiais saen demoníacas: 666, o número da Besta, como parece dicir o Apocalipsis. Éche curioso que as estatísticas, despois de sumar e restar, dean como resultado un número coma este... ou coma o 401, ou o 100.001 (a poboación oficial da cidade de Ourense segundo algún censo dos noventa). Quen será ese que frustra a cifra redonda? Terá cara e nome? Poderiamos entrevistalo? Pero 666 é un número máxico; a tripla xusta da poboación de Negueira de Muñiz, que no último censo saíulles un número capicúa. Os números son cousa do demo, abofé.

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