Dentro de las entrañas de O Courel

ADE0608P10F3.JPG
photo_camera ADE0608P10F3.JPG

O Courel guarda muchos secretos en su interior, pero los trabajos realizados a lo largo de los últimos años por el Instituto Universitario de Xeología Isidro Parga Pondal han servido para conocer las entrañas de esta zona de la alta montaña lucense y, lo que es más importante, saber cómo era el clima en Galicia en el Cuaternario, es decir, en los últimos 2,58 millones de años, cuando tuvo lugar la aparición de los humanos en todo el mundo y, por supuesto, en Galicia.

Las referencias sobre fauna y flora se han conservado en las numerosas cuevas que salpican O Courel y que son objeto de estudio desde hace 30 años por el instituto Parga Pondal.

Meses atrás se abrió a la luz una de estas simas debido al hundimiento de su techo. Está en Romeor y será analizada para conocer detalles de su composición y estructura.

Juan Ramón Vidal Romaní, director del Instituto Universitario de Xeoloxía, visitó a principios de diciembre la cavidad, conocida como la sima de Millares o de Romeor, con el fin de determinar su situación y su posible evolución en el futuro.

«Este tipo de procesos de hundimiento son habituales en toda la zona de O Courel, a veces con grandes dimensiones, pero siempre han afectado a zonas donde la roca caliza aparece en superficie, pero no cuando se trata de pizarras, como en el caso de Romeor», indica Vidal Romaní.

De la inspección visual del terreno, añade, «se observa que a menos de 100 metros del hundimiento la roca que aparece en superficie es caliza, que está fuertemente inclinada (unos 60 grados hacia el sur), por lo que es evidente que por debajo del socavón que se ha abierto recientemente el terreno también está formado por roca caliza».

Grandes dimensiones
El hundimiento tiene unas grandes dimensiones, unos 28 metros de profundidad y una boca de entre 10 a 15 metros de ancho. Su aparición se produjo como consecuencia del hundimiento de una cueva que debe de estar situada a más de 30 metros de profundidad y que debe de ser de grandes dimensiones al haber sido capaz de almacenar los 1.800 metros cúbicos de pizarra que formaban su techumbre y que se han hundido para formar la sima, relata el director del instituto Parga Pondal.

Sobre el terreno se puede observar que no sólo se produjo un hundimiento en la vertical, sino que la cavidad se alarga en horizontal unos 40 metros llegando a menos de 20 metros de la carretera local LU-1304. Este hecho permite suponer a los investigadores que la cueva en caliza cuyo colapso ha provocado el hundimiento tiene un trazado aproximadamente en dirección norte-sur y que puede incluso continuar por debajo de la carretera.

De todo lo dicho, manifiesta Vidal Romaní, «se deduce que no sólo se ha producido un daño en la propiedad de particulares que, por efecto del hundimiento, se ha visto inutilizada, hasta el momento en una superficie aproximada de 200 metros cuadrados, sino que también puede afectar a la traza de la carretera en un tramo de dimensiones desconocidas».

Peligro
Ante esta situación, se ha pensado en una posible destrucción de la carretera en caso de que continúen los hundimientos de la cueva, lo que llevaría a la incomunicación de los lugares situados al este de la localidad de Millares.

Hasta el momento, el desarrollo de este tipo de hundimientos en la sierra de O Courel -un tipo de accidente natural bastante frecuente, según Romaní- no ha afectado a las vías de comunicación al haberse producido en zonas alejadas de las poblaciones.

La práctica habitual ha sido dejar que las simas producidas se hayan rellenado por sí mismas, restaurándose el terreno a lo largo de los años.

En este caso, según los investigadores, no parece conveniente proceder de la misma forma al estar en peligro el trazado de la carretera LU-1304 y una propiedad particular.

Propuestas
El director del Instituto Universitario de Xeoloxía ha realizado varias propuestas para solucionar el problema causado por la aparición de esta sima.

En una carta enviada a la alcaldesa de O Courel, Lola Castro, asegura que vallar la zona resolvería parcialmente el riesgo de caídas de personas o animales que, por ignorancia o por curiosidad, se acercasen a la sima.

Como se desconocen las dimensiones que alcanza el hundimiento, que sin duda van a aumentar en breve en dirección a la carretera local, el vallado no solo inutilizaría en gran parte el predio afectado, sino también el único camino de acceso que se encuentra afectado por el hundimiento. «Si la subsidencia del terreno afecta a la carretera, lo que es bastante probable, el problema se podría agravar aun más. El vallado de la zona abierta no es, por tanto, una solución adecuada», sentencia Vidal Romaní.

Este investigador dice que, tal y como ahora mismo está dispuesta la zona hundida, su relleno con escombros de pizarra es un proceso difícil de realizar, pues el camino de acceso hasta la sima abierta discurre en parte por encima de la cavidad.

En ese sentido, apenas hay una bóveda de unos tres metros de espesor formada por materiales poco coherentes y con escasa capacidad para soportar cargas, pues se trata de depósitos de vertiente que, probablemente, acabarán cayendo a la sima ya abierta.

Por otra parte, como se desconocen las dimensiones de la cavidad subterránea profunda cuyo colapso ha ocasionado el hundimiento perceptible en superficie, no se puede asegurar que el relleno no volviese a producir un nuevo hundimiento.

Con todo, aclara que para proceder al relleno de la sima con escombros de pizarra sería necesario conocer las dimensiones y situación en profundidad de la cavidad desarrollada en la caliza.

Ante estas dificultades, Vidal Romaní propone realizar un estudio de localización de la cueva por métodos geofísicos. Dice que sería mucho más seguro, por lo que recomendó la exploración del subsuelo con georadar, que es un método de prospección «económico, rápido y muy efectivo y del que hay buenos especialistas en Galicia», subraya.

Una vez determinadas por georadar las dimensiones y situación de la cavidad, se podría diseñar el procedimiento más seguro para su relleno con el material elegido para ello.

Estos hundimientos se producen por el crecimiento incesante de las cavernas calcáreas debido a su desgaste continuo por efecto del auga. Cuando el techo se hace demasiado grande o adelgaza lo suficiente, rompe y se colapsa violentamente, como en Romeor.

Muchos y variados
Orlando Álvarez, del colectivo ecologista SOS Courel, que colabora con el instituto Parga Pondal, señala que durante «toda a historia xeolóxica do Courel producíronse milleiros de afundimentos cavernarios, de tamaños moi variados, dende buratiños ata outros de dimensións quilométricas».

El más grande es el de Val de Nogueira, de más de un kilómetros de largo, que fue aprovechado «para instalar as hortas de Mercurín, xa que ten rega por difusión dende o regato subterráneo que provocou o afundimento», explica Álvarez.

También destacan el de A Medorra de Ferreirós, de 200 metros de largo; el de O Castelo do Carbedo, antigua fortaleza situada en el borde de un prado que se hundió; el de O Val das Mouras, un laberinto de cuatro hectáreas que se formó por hundimientos sucesivos de una caverna hace miles de años; y los existentes en el monte Cido, una zona llena de hundimientos, incluso superpuestos, con algunos de ellos que doblan el tamaño de un campo de fútbol.

Las cuevas de O Courel son objeto de estudio desde hace años por los integrantes del club de espeleología Mauxo de Vigo, que también colabora con el Instituto Universitario de Xeoloxía Parga Pondal.

Restauración
En el pasado mes de septiembre se celebró un campamento en O Courel que sirvió para llevar a cabo la primera fase de la restauración de una estalagmita de medio millón de años en la Cova do Carballo, en Santalla de Louzara.

Esta sima fue objeto de actos vandálicos, llegándose a cortar con una sierra radial varias estalagmitas.

Esa primera fase de la restauración estuvo dirigida por Marcos Vaquero, presidente del club Mauxo, contándose con la colaboración de la Asociación Xuvenil para Estudo da Natureza (Axena).

Orlando Álvarez, de SOS Courel, recuerda que hasta esta cueva «acudían nos anos 50 e 60 do século pasado gran cantidade de visitantes, que se aloxaban no balneario da Ferrería do Incio e desprazábanse andando ata Louzara e logo eran guiados ó interior da caverna polos nenos da aldea de Santalla».

Estudios
Las cuevas de O Courel albergan material suficiente para que los investigadores del centro Parga Pondal puedan llevar adelante un estudio de la evolución de la fauna cuaternaria, con especies como el oso pardo, el oso de las cavernas, el ciervo, el caballo, el rinoceronte, el mamut, la hiena y el uro, ejemplares característicos de la zona durante esa época.

Para los científicos, O Courel es, en este sentido, «una parte excepcional de Galicia, pues en esa zona se encuentran todos los tipos de restos que se utilizan: fósiles, depósitos, glaciares y datos de vegetación antigua que están perfectamente representados y conservados.

Los estudios que se han realizado proporcionan un conjunto de datos que se complementan entre sí y permiten conseguir hacerse una idea de la evolución climática, geológica, paleontológica y geomorfológica de O Courel, muy detallada, para los últimos 15.000 años.

Además, en la zona fueron hallados los restos humanos más antiguos encontrados hasta ahora en la comunidad gallega. Los primeros análisis indican que se trata de un hombre de cierta edad -aún por determinar- por el grado de deterioro de sus articulaciones. Su alimentación, deducida por el análisis del colágeno de los huesos, parece ser preferentemente de vegetales.

El estudio del ADN fósil se está realizando en una colaboración entre el centro Parga Pondal, la Universidad de Santiago y la Universidad de York, por lo que en el curso del año que viene se podrá saber qué tipo de relación existía entre el homo sapiens de O Courel y el resto de Europa.

Comentarios