La villa ribadense bulle cada fin de semana. Las calles peatonales de su casco urbano se llenan de mariñanos y asturianos que no dejan pasar la oportunidad de tomarse unas tapas y unos vinitos e incluso de ir de compras por la zona -la localidad es de las pocas de España en abrir sus comercios los domingos por la mañana-. En temporada alta es fácil ver abarrotados los locales, pero ahora que comienza el otoño, la hostelería ofrece todo tipo de atractivos para animar al visitante a salir de casa.
De esta forma, la Asociación de Comerciantes, Industriais, Servicios e Autónomos (Acisa), organizar unas jornadas gastronómicas, que comenzaron ayer viernes y que continuarán hasta la noche de mañana domingo.
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