''Del pulpo no me jubilan''

Antonio Pardo Yáñez, un jubilado feliz. (Foto: José Ángel Díaz)
photo_camera Antonio Pardo Yáñez, un jubilado feliz. (Foto: José Ángel Díaz)

Antonio Pardo Yáñez, quien durante los últimos 16 años atendió al público del otro lado de la ventanilla en la oficina de Caixa Galicia de Castro de Ribeiras de Lea, abandonó el cometido profesional que «prestaba gustosamente en Castro» para empezar a disfrutar de su jubilación tras «una hoja de servicio escrita durante 37 años».

Pardo, como es conocido en Castro de Ribeiras de Lea, se había ganado en los últimos años la simpatía de buena parte, por no decir de toda la clientela de Caixa Galicia y también de no pocos vecinos de Castro de Ribeiras de Lea, donde «me he sentido siempre muy querido por todas las personas».

Los primeros días como jubilado tras un periplo laboral que antes de detenerse en Castro de Ribeiras de Lea discurrió por diversos puestos en la capital lucense antes de su desembarco en A Coruña, donde permaneció durante más de dos décadas, han despertado ya el sabor agridulce de la nostalgia en Antonio Pardo, quien reconoce abiertamente que «prefiero la jubilación, pero, a decir verdad, tampoco me importaría continuar con el trabajo que realizaba en Castro de Ribeiras de Lea, porque, insisto, me encontraba muy cómodo y estaba rodeado de un grupo de amigos que casi conformábamos un club de opinión».

Asiduo a comer el pulpo losdías de feria, este ya extrabajador de Caixa Galicia asegura que «nunca había comido pulpo tan a menudo como durante mi estancia profesional en Castro». Alejada del más mínimo soniquete de resignación que acompaña a un castigo, tal afirmación sirve de preludio a una declaración de intenciones que bien podría ser entendida como una proclama de amor eterno al cefalópodo de Castro.

«De ir a comer el pulpo los miércoles a Castro no me jubilo», sentencia Pardo, a quien nada más pronunciar esta frase se le vienen al recuerdo infinidad de recuerdos y no pocas tertulias «en la terraza de Benja», donde el ahora jubilado y su grupo de amigos solían agilizar la cocción estomacal del pulpo a base de cafés y algún que otro digestivo.

La jubilación adelantó el proceso de desvinculación laboral de Antonio Pardo con Castro de Ribieras de Lea, pero esta coyuntura adelantada en tiempo por mor del proceso de fusiones y transformaciones en que se halla inmerso actualmente la entidad Caixa Galicia, no pondrá fin a un arraigo sentido y que se manifesta a través de los múltiples amigos que conserva en Castro.

La implicación de Pardo con el entorno en el que trabajaba está fuera de toda duda. Tanto es así, que la proyección social desarrollada por este recién jubilado le llevó también a proyectar la semilla de sus simpatías políticas hacia el PSOE en la conformación de una candidatura liderada por Díaz Valiño y que a la postre alcanzaría la alcaldía de Castro de Rei tras muchos mandatos de gobiernos populares.

«Mi afinidad al PSOE es muy anterior a mi llegada a Castro de Ribeiras de Lea, donde sí tuvimos la oportunidad de hacer una buena candidatura que pudo gobernar durante cuatro años, pero que en las últimas elecciones no logró los apoyos suficientes para continuar al frente del Concello», relató Antonio Pardo, quien, en una demostración de espíritu democrático, reconoce que «ha ganado el candidato del PP y hay que darle una oportunidad para que demuestre su valía y su capacidad de gestión como alcalde».

«Ojalá Francisco sea tan buen alcalde como lo ha sido Juan para Castro de Rei, porque esto iría en beneficio de todos los vecinos, que, al fin y al cabo, son los que ganan y pierden en todo esto», comentó Antonio Pardo, quien aún hoy observa desde su domicilio en la capital lucense el día a día de Castro de Ribeiras de Lea.

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