Dejar de fumar, más fácil con una terapia de deshabituación

El Servicio de Prevención de Conductas Adictivas, junto a la AECC, organizó reuniones con las que 20 personas han dejado el tabaco
Reuniones de la terapia para dejar de fumar en Guitiriz
photo_camera Reuniones de la terapia para dejar de fumar en Guitiriz

El Servicio de Prevención de Conductas Adictivas, que comparten Begonte, Guitiriz, Outeiro de Rei, Rábade y Xermade, acaba de completar la primera fase de una terapia de dehabituación tabáquica que impartió en colaboración con la Asociación Española de Lucha Contra el Cáncer (AECC).

Inicialmente fueron cerca de 50 los inscritos en este seminario y unos 40 acudieron a la primera sesión. De ellos, 26 asistieron con regularidad a las siete reuniones semanales. Para facilitar su asistencia y ante el elevado número de inscritos, se fijaron cuatro grupos de trabajo, en Xermade, Outeiro de Rei, Guitiriz y Begonte. «Íanse facer só dous grupos, pero ante a demanda da poboación para deixar de fumar fixemos os catro e mesmo quedou xente fóra», explica Beatriz Traveso, coordinadora del Servicio de Prevención.

La terapia, que es gratuita, lleva varios años operativa, dado el interés de los concellos en ofertarla, aunque este es el año «no que máis xente participou e no que se consolidaron máis os grupos», apunta Traveso. El porcentaje de éxito también es notable, ya que de esos 26 habituales, una veintena ha logrado dejar de fumar siguiendo las pautas y los consejos ofrecidos en estas citas semanales.

Ahora, para ayudarles a sobrellevar la abstinencia y recordarles las ventajas de dejar de fumar, les quedan por delante varias sesiones de seguimiento hasta finales de junio, aunque con una periodicidad menor.

Entre los que han logrado su propósito figura el xermadés Manuel Gato, vecino de Roupar, uno de los que ha logrado dejar un hábito adquirido hace más de 40 años, asistiendo a las reuniones de Guitiriz. «Facíame dano e xa intentara deixalo outra vez, botara un mes sen fumar e despois pasei a un pitillo diario», recuerda quien llegó a consumir unos 30 cigarrillos al día.

«Agora non volvo fumar», dice convencido, luego de haberse marcado ese propósito en varias ocasiones. «Era o obxectivo cando me prexubilei, cando cumplise os 50», y lo logró finalmente con un taller por el que decía estar esperando: «Pensaba que se viña en grupo, si que o conseguiría e agora estou moi contento», dice Manolo, que considera esta terapia «efectiva».

La pontesa Teresa Cancelo también aprovechó la ocasión que le ofrecían estas sesiones y se apuntó a la de Xermade «para quitar el hábito, para no estar enganchada siempre al pitillo y por salud». Ahora ya no fumaba mucho, «cinco o seis diarios», pero llevaba más de 20 años apegada al cigarro y nunca antes había intentado dejarlo.

«Cuando empecé fumaba una cajetilla y fui bajando, pero no era capaz de dejarlo por completo, así que ahora espero dejarlo para siempre», desea Teresa, que reconoce estar «bien por momentos y mal por momentos, porque aún se me acuerda», aunque confía en mantenerse firme una vez que ha logrado parar gracias a una terapia «útil». «Para mí es más fácil así, con unas metas, te van diciendo cuánto debes fumar, tienes que seguir unas normas».

La encargada de conducir la terapia es la psicóloga de la AECC Rosa Zas Castro, que explica que la clave está en proponerles una reducción progresiva, «más o menos un 30% menos de sesión en sesión, siempre en función de lo que fume cada uno».

«La idea es que sea suave, y que ellos generen recursos para controlar su deseo», señala, recordando que el tabaco no genera solo una dependencia física, sino también psicológica o incluso social.

Para hacerlos más conscientes de su hábito, se les anima a llevar un registro de todos los cigarros que fuman, apuntando cuándo o dónde lo hacen. Además, en las sesiones se usa la coximetría, que les permite comprobar lo que mejora su oxigenación cuando reducen el consumo.

«El que consigue dejar de fumar lo hace no porque aguante las ganas, sino porque aprende a controlarlas, a sustituirlas... se trata de aprender a cambiar hábitos», dice Zas. que asegura que «la única condición indispensable para dejar de fumar es que el fumador quiera hacerlo».

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