Una operación contra un presunto falso médico se extendió hasta Viveiro

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El osteópata detenido en Ferrol por supuestos delitos de intrusismo, blanqueo de dinero y estafa pasó a disposición judicial junto con su mujer, su madre, y un cuarto arrestado. Todo ellos han empezado a declarar ante el juzgado de instrucción número 3 de Ferrol que instruye la causa, tras una investigación que se extendió hasta Viveiro.

Los detenidos llegaron al Juzgado de Ferrol a las 17:00 horas, trasladados en un furgón de la Policía Nacional, y comenzaron a prestar declaración media hora después. El osteópata José Manuel López y Pérez-Cabado, de 41 años de edad, titular de las dos clínicas registradas —una en Ferrol y otra en Viveiro— fue el primero en comparecer ante el juez.

Según informó la Jefatura Superior de Policía de Galicia, a José Manuel López Pérez se le imputan delitos de intrusismo, estafa y blanqueo de capitales. A su esposa, de iniciales M.S.R.G, de 38 años y también vecina de Ferrol, se le imputa un delito de blanqueo de capitales de 65 años en Madrid. También está imputada por un delito de blanqueo de capitales la madre del osteópata, O.P.V., de 79 años, mientras que al cuarto detenido en F.J.G.A., de 43 años, vecino de Vinaroz (Castellón), se le acusa de intrusismo.

La investigación, denominada Operación Zen, ha sido desarrollada por el Grupo de Blanqueo de Capitales de Udyco-Coruña, asistido por agentes de las Comisarías Locales del Cuerpo Nacional de Policía de Ferrol (A Coruña) y Viveiro (Lugo), por los presuntos delitos de intrusismo, estafa y blanqueo de capitales.

Hasta el momento, se han registrados tres inmuebles, situados en Ferrol y en Viveiro, en los que se intervinieron dos ordenadores portátiles, una PDA, diez CPUs y un revólver de fogueo marca Mauser con dos cajas de munición, así como numerosos títulos y gran cantidad de documentación relacionada con los delitos investigados.

La Operación comenzó el pasado mes de octubre, cuando el Grupo de UDYCO-Galicia recibió un informe del Banco de España en el que se daba cuenta de los ingresos en efectivo de forma continuada que José Manuel López Pérez realizaba en una cuenta de la que eran titulares su esposa y su madre y en la que él figuraba como autorizado.

Los ingresos eran por importes unitarios y por debajo del umbral obligatorio de identificación, observándose un posible fraccionamiento, al haberse detectado varios ingresos realizados en el mismo día o en días consecutivos y en la misma oficina.

El destino de estos fondos, una vez ingresados en la cuenta, era su traspaso a Imposiciones a Plazo Fijo, de las que también eran titulares las mismas personas que figuraban en la cuenta.

Al iniciarse las investigaciones, se comprobó que José Manuel López Pérez continuaba ejerciendo como médico, a pesar de haber sido condenado en varias ocasiones por intrusismo laboral en sentencias ratificadas por la Audiencia Provincial y el Tribunal Supremo, y con sus clínicas clausuradas por la Xunta de Galicia.

Según el comunicado oficial de la Policía, con su trabajo ponía "en grave riesgo vital las vidas de sus pacientes, aprovechando su ficticia posición como médico para a través de falsos y exagerados diagnósticos cobrarles a sus pacientes fuertes cantidades de dinero, presuntamente de forma ilegal, que luego blanqueaba", mediante ingresos en las cuentas de su esposa y su madre.

El operativo de desarticulación fue apoyado por funcionarios de las Comisarías Locales del Cuerpo Nacional de Policía de Ferrol y Viveiro (Lugo). En la investigación se realizaron numerosas vigilancias y seguimientos, y se emplearon otras técnicas de "investigación apropiadas", según se destaca en la nota de prensa de la Jefatura Superior de Policía de Galicia.

El osteópata y naturópata ya fue procesado por hechos anteriores. En mayo de 2000 fue condenado por la Audiencia de A Coruña, tras una denuncia del Colegio de Médicos de A Coruña, por realizar unas infiltraciones en la rodilla de una paciente que derivaron en una infección que la mantuvo incapacitada durante casi seis meses.

La segunda sentencia contra López y Pérez-Cabada se derivó de su diagnóstico erróneo a una paciente de origen sueco, que viajó a Ferrol en 1999 desde Baleares, en donde residía, para ser tratada de sus dolencias. El osteópata le diagnosticó un cáncer del sistema nervioso tumoral y progresivo, casi en estado terminal, y le aportó supuestas pruebas realizadas por la Clínica Mayo de Estados Unidos que confirmaban su enfermedad.

Sin embargo, la paciente se puso en contacto con el hospital, descubrió que no tenían conocimiento de su caso y que su supuesto cáncer era en realidad un tumor benigno. Por estos hechos, en 2003 el juzgado de lo penal de Ferrol condenó al osteópata a una multa por intrusismo de 12 euros al día durante 8 meses.

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