Debates estériles

Qué suprimir y qué mantener cuando los recursos económicos no alcanzan sería el debate lógico. La acción política avanza por un discurso con todas las concesiones a la demagogia. No hay propuestas: qué mantener y qué suprimir.No hay ni acuerdo sobre a quién corresponde la responsabilidad de algunos servicios que se quedan sin financiación. Así de caótica debe andar la definición de competencias y la procedencia de los recursos para llevarlas a cabo. Habría que exigir antes de nada, sobre todo cuando se llega a discursos que siembran seria alarma en materia de sanidad o servicios asistenciales básicos, que se presenten alternativas que garanticen esos servicios. Hay debates, desde lo local a lo global, que no solo son estériles, pueden estar sembrando pánico y en el objetivo de desgaste del contrario, con argumentario grueso, pueden estar cortando las raíces de una convivencia sociopolítica.

El domingo

El debate televisivo Sarkozy- Hollande despertó audiencia en España. Hay una opinión, una esperanza, de que los resultados de las presidenciales francesas incidan positivamente en Europa y en España. Fue un acierto de 24 horas, TVE, transmitir ese debate en directo. Fue un debate y no los rígidos y hasta aburridos monólogos a dos que en España se empaquetan como debate entre candidatos. Hollande es un funcionario de partido, un político sin carisma. Sarkozy es la representación de esa demoledora biopic ‘De Nicolas a Sarkozy’. Hollande es en Francia el éxito de todos contra Sarkozy y en España una luz de que algo puede cambiar en la rígida política económica que impone Merkel. Sarkozy quiso abarcar tanto que no reparó en el alimento que suministraba al crecimiento de la extrema derecha. Esta batalla electoral que despierta interés en toda Europa no se resuelve hasta el domingo.

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