Comenzó a correr hace cuatro años

De Ponferrada a Santiago en menos de dos días

El lucense Óscar Domínguez hizo 216 kilómetros en solo 42 horas, la mayor parte de ellos corriendo, para sensibilizar sobre el cáncer
Óscar Domínguez llegando a Portomarín
photo_camera Óscar Domínguez llegando a Portomarín

Por deporte, por visibilizar la asociación Somos Unidos contra el Cáncer o por un reto personal. El caso es que este comercial lucense, Óscar Domínguez Rodríguez, logró este pasado fin de semana lo que –a ojos de profanos en fondo físico– parece altamente improbable: hacer los 216 kilómetros que separan Ponferrada de Santiago de Compostela en un tiempo récord de algo menos de 42 horas. En concreto, 41 horas 45 minutos. Es decir, menos de dos días.

Óscar Domínguez salió de Ponferrada el pasado viernes, a las doce y media del mediodía, y llegó a Compostela el domingo a las seis y cuarto de la mañana, a tiempo para aprovechar el día entero para descansar y poder reincorporarse el lunes a su trabajo.

El atleta lucense logró su objetivo corriendo la mayor parte del recorrido (180 kilómetros), a excepción de tramos especialmente duros como en O Cebreiro (36 kilómetros), donde cambió el trote por la caminata. De todas formas, Óscar apenas descansó y solo hizo dos paradas: una, en Sarria, y otra, en Melide.

"En Sarria, paré dos horas para comer y dormir algo. En Melide, me detuve un poco más, dos horas y media, porque sufrí una hipotermia e incluso tuve algo de fiebre. Entonces, me metí en el coche escoba donde iba mi familia y allí dormí, comí y tomé un antiinflamatorio. También paraba a tomar líquidos en los albergues, aparte de la mochila que llevaba con Aquarius y agua, pero quizá debería haberme hidratado más la semana anterior", opina.

Óscar se vio obligado a aprovechar también la noche para llegar a la hora prefijada a Santiago y conseguir hacer los 216 kilómetros en un tiempo récord. Para ello, se armó de dos linternas. Una la llevaba en la frente, para ver, y la otra, en la espalda, para ser visto. Durante sus rutas nocturnas, apenas se encontró con peregrinos pero sí se topó con cuatro zorros y un jabalí.

"Fue entre O Cebreiro y Samos cuando los vi. No pasó nada. Sin embargo, hubo un tramo, después del monte de San Roque, en O Cebreiro, donde iba con algo más de miedo porque un hombre de allí me dijo –no sé si en broma o en serio– que había lobos por la zona. Por lo demás, no tuve ningún problema por ir de noche, incluso me tocaron unas noches estrelladas preciosas", indica.

Óscar se animó a llevar a cabo este reto porque tenía ganas de hacer algo así por sí mismo. De paso, se vistió dos camisetas: la de la asociación Somos Unidos por el Cáncer y la que recuerda a su hermano Jaime, fallecido.

"Me apetecía hacer algo así yo solo. En los últimos años, perdí a dos hermanos y a mi padre. Por otra parte, también tengo personas conocidas que sufren cáncer y me parecía que, de esta manera, hacía algo por la asociación y por la lucha contra esta enfermedad. Mi idea era hacer los 216 kilómetros corriendo sin parar en un tiempo de 39 horas 45 minutos. Al final, no fue todo el tiempo corriendo y me retrasé dos horas, pero tampoco estuvo mal", dice.

El esfuerzo fue impresionante y el sufrimiento corporal también, pero todo tiene su recompensa. "Merece la pena. Todo ese sufrimiento se ve superado con la alegría que sientes cuando consigues el reto. Además, conoces a mucha gente en el Camino que hacen de esto una experiencia única", asegura.

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