Dar la cara

La petición de disculpas del presidente Núñez Feijóo a quienes pudieron sufrir las consecuencias del colapso en las urgencias hospitalarias por el pico en la ola de gripe no es fórmula habitual en los dirigentes políticos. Ese tipo de comunicación hacia el público pertenece a las buenas prácticas de la empresa privada que sabe que su fuerza está en sus clientes y busca fidelizarlos. El consumidor saldrá satisfecho cuando al fallo, real o solo percibido por él, le sigue la petición de explicaciones y disculpas. Esta declaración de Feijóo indica un camino para la gestión política. E incluso para la gestión sanitaria: el paciente ha de marchar, como si de una gran superficie se tratara, al menos satisfecho. La estima se gana por la atención al cliente.

Justificar

«El Pentágono y la Otan bombardean y destruyen países enteros, asesinan a millones, cada día», escribió el tal Willy Toledo. Por tanto, se explica que maten a doce personas en un semanario. ¿A nadie corresponde actuar contra esta justificación de los crímenes?

Miedo y oportunidad

¿Qué objetivo persigue trasladar ayer a la opinión pública que una diputada del BNG preguntará al Gobierno si Rozas, por el centro de drones, está integrado en las zonas que a efectos de seguridad se consideran sensibles tras el brutal atentado de París? Más que preocupación, parece una vía fácil para alimentar temor en la ciudadanía para incidir contra la instalación de ese centro por lo que puedan tener de uso militar o de guerra los aviones no tripulados. El brutal atentado de París viene a demostrar que la prevención no es ante la fabricación de drones y sí frente a quienes no dudan a la hora de matar, o rematar, para vengar a no se sabe qué. Frente a los ataques a la libertad, hay que defenderla y no contribuir al miedo.

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