Dar alpiste a los canarios

Unos canarios con su alpiste. Foto: EPL
photo_camera Unos canarios con su alpiste. Foto: EPL

NO HIZO FALTA que pasase mucho tiempo para darme cuenta de que las comisiones formadas por políticos para estudiar o investigar este o aquel asunto no servían realmente para nada. Hace 24 años, sentado en una mesa con forma de pupitre realmente antigua del salón de plenos de la también antigua casa consistorial monfortina, comencé a seguir las sesiones de la corporación municipal. Por aquel entonces, se había puesto de moda montar una comisión cuando un tema se enquistaba. El objetivo era dar luz y llegar a una solución, pero ésta nunca llegaba por falta de interés de unos y otros. Finalmente, el asunto en cuestión de desvanecía y nadie volvía a acordarse de él.

En este casi cuarto de siglo, solamente percibo como realmente efectiva una de las muchas comisiones municipales constituidas, la creada para castigar los supuestos desmanes cometidos por una joven interventora municipal, Mónica Legaspi, quizá por el sencillo hecho de que no pertenecía a la casta política. Hubo resultados, que no fueron otros que una importante sanción a esta trabajadora municipal que acabó dejando su puesto en Monforte. También hubo ciertos daños colaterales, como el desmembramiento del Partido Popular y la pérdida de la alcaldía, pasando el popular Nazario Pin Fernández a mejor vida, políticamente hablando, claro, pues aún anda por ahí. Lo vi el domingo pasado en la romería de San Mateo en compañía de José Luis Iravedra.

Pero volviendo al debate o análisis sobre la efectividad de las comisiones de investigación que montan los políticos, unas palabras dichas meses atrás por el presidente de las Cortes de Aragón, José Ángel Biel, corroboran lo que yo ya intuía hace más de 20 años. Señaló, textualmente, que las comisiones de investigación, en este caso se refería a las parlamentarias, no sirven para nada más que para dar alpiste a los canarios, subrayando que nunca ha creído en ellas, ni ha conocido ninguna que haya resuelto nada.

Este preclaro político aragonés añadió sobre estas comisiones que «hagas lo que hagas, cada uno hace lo que le parece y nunca se resuelve la cuestión» y que estas juntas investigadoras solo tienen «mucho morbo» y «mucha marcha», lo que a su juicio es «lo que gusta en este país».

En este punto, toca volver a hablar de Monforte, de la comisión creada para saber si la empresa adjudicataria del abastecimiento de agua y saneamiento del municipio, la firma Aqualia, ha cumplido con sus compromisos y en caso negativo depurar responsabilidades políticas.

Se han celebrado tres reuniones, pero desde hace dos meses los representantes de BNG, PP y PSOE no se han vuelto a reunir. Parece como si el asunto comenzase a diluirse por una falta de ganas, de interés, de los que integran la comisión. Dirán que no, que agosto fue inhábil políticamente hablando, y que a lo largo de este mes no hubo, por unas cosas y otras, ni un solo día adecuado para reunirse, pero que no nos preocupemos que están en ello.

Veremos que pasa, pero las comisiones constituidas supuestamente para investigar no han servido para nada por una manifiesta falta de responsabilidad de sus integrantes, aunque haya casos puntuales en los que sí se cumplieron ciertos objetivos que podíamos resumir en tapar, ocultar, exculpar.

Julio Fernández, promotor de la web www.parlamenta.es, que recoge toda la legislación parlamentaria nacional y autonómica, señaló que estas comisiones funcionan mal «porque suelen utilizarse como campo de batalla partidista».

Tiene toda la razón. La del caso Aqualia, con solo tres reuniones a su espalda, ha servido hasta ahora para eso, para que PP y PSOE presionen al alcalde, el nacionalista Severino Rodríguez, intentándolo ponerlo contra la pared con la vista puesta en las elecciones municipales del próximo año.

Pagos por valor de 3 millones con reparos de intervención

En tres años, en los últimos tres años, el alcalde de Monforte, Severino Rodríguez, ha realizado pagos por valor de casi tres millones de euros a pesar de los reparos puestos por la intervención municipal. No es una cantidad baladí, como tampoco lo que figura en un informe realizado por el servicio de intervención cuando asegura que mantener esta situación, realizar pagos sin el pertinente soporte legal de forma continuada, vulnera los principios de publicidad, concurrencia y objetividad. Con ello se refiere a facturas satisfechas por servicios prestados al Ayuntamiento sin que hubiese por medio un concurso público de adjudicación de los mismos.

El alcalde admitió la necesidad de regularizar ciertas situaciones, pero mientras ello no suceda seguirá pagando por los servicios prestados a la administración local y negó rotundamente que se esté cometiendo una irregularidad. Ha conminado a PP y PSOE a acudir a los juzgados si creen que hay delito.

El alto grado de optimismo de un alcalde, el de Sober

Luis Fernández Guitián, alcalde de Sober, es de este tipo de personas que siempre ven el vaso medio lleno, de esas personas que tienen un alto grado de optimismo. Lo ha demostrado en un programa de una radio local, hablando sobre el hotel Palacio de Sober, cuando dijo que está totalmente convencido de que este establecimiento que no pasa por su mejor momento, ni mucho menos, tiene futuro, «futuro a corto plazo», apostilló. De las personas que conozco, Guitián es la única que cree en este proyecto, máxime cuando ha ido a menos desde su apertura hace ahora cuatro años.

Y es que desde incluso antes de abrir ya tenía problemas. Proveedores y profesionales que participaron en su construcción no habían dudado en recurrir a los medios de comunicación como forma de presión ante el impago de los servicios prestados. Como se suele decir, se empezó con mal pie y con unos mimbres que no fueron los adecuados para un hotel que ahora está semicerrado.

(Publicado en la edición impresa el 27 de septiembre de 2014)

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