Danzas y palabras

 

VIERNES

Concierto sin concierto

Concierto de la Real Filharmonía de Galicia en el Círculo. No es una primerísima orquesta. Como tampoco es primerísimo, ni siquiera tercerísimo, el programa de mano impreso para la ocasión: sin división de partes y sin indicación de los movimientos de cada obra. Echamos de menos la época en la que estas cosas se cuidaban un poco.

LUNES

Otro centenario

La semana pasada se cumplieron cien años del fallecimiento de don Benigno Quiroga Ballesteros y yo estuve dándole vueltas a escribir algo que lo recordase. El lector que tenga la paciencia de seguirme de tiempo atrás sabe que yo le tengo mucha afición a don Benigno y que, modestamente, algunas líneas le llevo dedicadas tanto a él como a su esposa, doña Julia Espín, la musa, un poco altiva, de Bécquer. Don Benigno murió siendo diputado pero no por Lugo, como tenía por costumbre, sino por Daimiel, en Ciudad Real, donde las Tablas, y con la satisfacción de ver a su hijo, Joaquín Quiroga Espín, también ocupando escaño en las Cortes. Hace años, en ‘El Comercio’, el periódico de Gijón, Paco Carantoña, su director, escribió un artículo en el que decía que la modificación del trazado inicial del ferrocarril Madrid-A Coruña se había producido por imposición de Pepe Benito. No fue así: el causante del desvío fue don Benigno. Pero esa es otra historia.

MiÉRCOLES

Bailaoras de otra época.

Los periódicos han prestado atención a la noticia de la muerte de Pilar López con más cicatería, a mi juicio, de la que merecería alguien que representó tanto en la danza y la coreografía españolas. Me parece que la última vez que el ballet de Pilar López actuó en Lugo fue hace medio siglo, año arriba, año abajo, en un San Froilán. Supongo que ella se limitaría a dar nombre a su grupo y a montarle las coreografías. Quizá para entonces su trabajo de bailaora se limitase a uno o dos números como mucho. Algunos años después, el ballet de Pilar López vino a Vilalba, a un San Ramón. Fraga, que era por entonces ministro de Información y Turismo, quiso llevar a su pueblo ‘El Carro de la Alegría’, que era algo así como la segunda marca de aquellos magníficos ‘Festivales de España’. Lo que sí tengo anotado con cer teza es la primera vez que Pilar López bailó en Lugo. Fue en el verano de 1933, en el Círculo de las Artes. Formaba parte del elenco que encabezaba su hermana, Encarnación López, ‘La Argentinita’. En la compañía figuraban tres viejas bailaoras que habían sido famosísimas: La Macarrona, La Malena y La Fernanda. He visto sus nombres citados en el libro ‘La música y el ballet’ (no lo tengo a la vista: no doy fe de la precisión del título) de Adolfo Salazar. A Celestino F. de la Vega le oí contar que las tres habían llegado a bailar, cuando jóvenes, en el Follies Bergere. Con la compañía de ‘La Agentinita’ venía la Orquesta Bética, con Ernesto Halffter, su fundador y director. Hicieron ‘El sombrero de tres picos’ y ‘El amor brujo’, de Falla, y alguna cosa de Albéniz, quizá del propio Halffter, de Gerardo Gombau… Gerardo Gombau, el compositor salmantino, era por entonces muy joven. Como la vida da muchas vueltas, resulta que, andando el tiempo, llegó a opositar a director de la banda de música de Lugo, cuando la dejó Sariñena para irse a Zaragoza. Obtuvo la plaza y llegó a tomar posesión de la misma, pero renunció, quizá desanimado por la escasez del sueldo con que estaba dotada.

JUEVES

Aguirre del Río

El Instituto de Estudios Gallegos ‘Padre Sarmiento’ rescata un nombre y una obra desconocidos salvo para la erudición más específica: Luis Aguirre del Río y su ‘Diccionario del dialecto gallego’. A la profesora Hermida Gulías debemos el rescate y la introducción y notas que iluminan esta primera edición. El manuscrito de Aguirre del Río apareció entre los fondos del ‘Padre Sarmiento’, removidos cuando se produjo el traslado de la sede de esa institución desde Fonseca al antiguo Hospital de San Roque, en Compostela. Es un trabajo de 1858 (ojo a la errata del prólogo), lo cual hace acreedor a Aguirre del título de autor del primer diccionario gallego de la época moderna, con ventaja sobre el de Antonio de la Iglesia (en realidad, de Francisco Javier Rodríguez). Confieso mi absoluta ignorancia acerca de Aguirre del Río, coruñés de Letrove y autor de zarzuela. A la vista de los apuntes biográficos que nos proporciona Carme Hermida Gulías sólo puedo expresar mi satisfacción de lugués y mariñano al enterarme de que fue uno de los numerosos gallegos que al llegar a Madrid gozaron de la protección de nuestro Pastor Díaz, invariable en la generosidad con sus paisanos. palabras

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